Mario Saldaña

La confrontación no es novedad

La confrontación no es novedad
Mario Saldaña
23 de octubre del 2014

Este gobierno ha privilegiado el enfrentamiento antes que el consenso

El Gobierno se ha tirado para atrás en la “guerra santa” que les declaró pública y abiertamente un ex operador montesinista, ex condenado y hoy investigado por una irregular protección policial a su domicilio brindada por orden (todo así lo indica y paradójicamente) de las altas esferas palaciegas o del poder cercano a ellas.

Para ser objetivos, habría que decir que las balas de Ana Jara, Daniel Figallo y el cada vez más cómico ministro Urresti, iban principalmente dirigidas al presidente de la comisión congresal que investiga esa ilegal y corrupta protección, Juan José Díaz Dios, al fujimorismo y, de paso, al aprismo.

Lo que Palacio no calculó es que el amigo negado Oscar Lopez Menéses iba a salir con una serie de versiones (ninguna probada hasta el momento, es más, algunas dichas en privado suenan tan contundentes como descabelladas), que han terminado pechando al propio Jefe de Estado, a su esposa y al inefable Urresti.

Claro, una cosa es enfrentar a un claro adversario con carne y hueso (el APRA y el fujimorismo), y otra muy diferente es arremeter contra una persona que poco tiene que perder en toda esta historia. Finalmente, su versión hasta el momento es que él no sabía que estaba siendo protegido (un operador de inteligencia y asesor en seguridad hoy en día hace que tal afirmación resulte un disparate), y que quienes tienen que dar cuenta son los que ordenaron el blindaje policial: la PNP, el ex Jefe del Comando Conjunto, Palacio, Humala, quien sea.

Concuerdo en que es un despropósito darle crédito absoluto a una persona como López Meneses; su historia personal, para empezar, lo descalifica. Pero si hemos llegado hasta este punto es porque ha sido meridianamente claro que el Gobierno ha hecho todo lo posible por enfriar el tema y colaborar muy pero muy poco para que esto se aclare. Empezando por la propia actitud del Presidente de la República de no acudir voluntariamente a brindar la información de la que dispone.

Desde esa perspectiva termina siendo un despropósito la queja del Ejecutivo en el sentido de que la oposición solo busca un objetivo político (según tal versión, afectar a Humala y a Heredia) y se niega a avocarse a los temas centrales de la agenda nacional.

Para empezar en casi cuatro años de gestión, es el Gobierno el que ha hecho muy poco para darle el verdadero peso e interés a los asuntos que verdaderamente agobian y preocupan a los peruanos, por ejemplo, la desaceleración económica y la inseguridad ciudadana.

Y como lo hemos dicho antes, ambos temas (hay varios más, dicho sea de paso), requieren liderazgo del oficialismo para darles la prioridad debida (cosa que no ha sucedido) y también concertar esfuerzos con la oposición para alinear ideas, cosa que tampoco se ha hecho realidad porque este Gobierno, desde su inicio, ha privilegiado la confrontación antes que el consenso.

Así que recibir hoy esa queja resulta poco menos que un símil de una broma del ministro Urresti.

Por Mario Saldaña C. 
(23 - oct - 2014)

Mario Saldaña
23 de octubre del 2014

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