Victor Robles Sosa

La confianza herida

La confianza herida
Victor Robles Sosa
22 de julio del 2014

Acerca del origen político de la desaceleración de la economía

Más allá de las buenas intenciones, las nuevas medidas que se anuncian para contrarrestar la desaceleración de la economía parecen destinadas al naufragio por una razón: El gobierno cree que el problema es económico, tributario o administrativo, sin entender que lo que tiene en las manos es un grave problema político: se ha corroído la confianza en el país, que es el cimiento del modelo de desarrollo que ha reducido como nunca antes la pobreza y la desigualdad.

Es tanta ahora la desconfianza que, en los contratos de inversión más grandes promovidos por el actual gobierno (Refinería de Talara y el Gasoducto del Sur) bajo la modalidad de Asociación Pública Privado (APP), el riesgo lo asume el Estado, o sea que si un proyecto tuviera pérdidas, éstas serían cubiertas con el dinero de los contribuyentes, no por el privado.

El daño enorme a la confianza está reflejado en las cifras oficiales: La tasa de crecimiento de la inversión privada ha caído de un promedio anual de 13% a 3.2%. Durante el gobierno nacionalista no se ha captado ninguna gran inversión nueva en minería, petróleo, gas, generación eléctrica, puertos, aeropuertos, etc. Todos los proyectos que tiene ProInversión en cartera están estancados desde el 2011.

Lamentablemente, el clima de inversión ha sido enrarecido desde lo más alto del poder con decisiones irresponsables, como el intento fallido de re-estatizar la refinería La Pampilla y la red de grifos Repsol, la renuncia a la autoridad en los casos Conga y Tía María, la multiplicación de las regulaciones estatales, la Ley Universitaria que apunta contra la inversión privada en educación superior, las leyes que confiscan el derecho de los ciudadanos a elegir libremente una AFP o los alimentos de sus hijos, la injerencia de la Dirección General de Gobierno Interior (OGI), un ente político, en el mercado, para regular y sancionar a las empresas de retail, son solo algunos ejemplos.

Igualmente nocivos para el clima de inversión son los discursos del presidente de la república que defienden y justifican las iniciativas estatistas e intervencionistas con argumentos anti mercado, así como la evidente y notoria intromisión política en la justicia para no sancionar casos de corrupción que involucran a personas vinculadas al gobierno, y para perseguir en cambio a los opositores políticos.

El daño infligido a la confianza ha sido letal. Para recuperarla no basta decir que se respeta y se promueve la inversión si en los hechos se insiste en aprobar leyes intervencionistas y proyectos estatistas, y en pronunciar discursos oficiales en esa misma línea de pensamiento político.

No obstante, este 28 de julio, el presidente Ollanta Humala tendrá la gran oportunidad de empezar a recuperar el enorme activo perdido, en su mensaje a la nación de Fiestas Patrias. Ese día saldremos de dudas y veremos si ha entendido que la raíz de la desaceleración que genera desempleo y pobreza es política, o si persiste en el camino equivocado de jugar con fuego y seguir promoviendo normas e iniciativas políticas que generan desconfianza.

De nada valdrían los anuncios de nuevas medidas laborales, tributarias o de otra índole si estas no llegan acompañadas de un claro mensaje de reafirmación del rumbo de desarrollo en democracia y libre mercado, sin asomo populista y estatista, como señal de reconocimiento sincero de los errores cometidos. Al fin y al cabo, es imposible recuperar la confianza sino se transmite transparencia y voluntad auténtica de rectificación. Ya lo veremos.

Por Víctor Robles Sosa

Victor Robles Sosa
22 de julio del 2014

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