La condena de Pedro Pablo

Los bailecitos debe acompañarse con resultados palpables

Creímos en las declaraciones de Luz Salgado de que el Congreso sería austero. También que el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski sería innovador, fresco, diferente, sin ceñirse a esas dinámicas políticas que hacen daño, que no son ejemplares. Se habló de moderación en el gasto y después se dice que entregarán a cada congresista S/. 25,000 para remodelar sus oficinas a su gusto, a su capricho y singulares pareceres. Es cierto, no todos los despachos son iguales y no todos fueron entregados con decencia. Pero digamos la verdad: algunos congresistas, de haber ocupado cuchitriles, pasaron a ocupar asientos de alta relevancia. Mi tío Mario Morales —educador, luchador social, dirigente del SUTEP, militante de izquierda— decía: “ponle corbata y ya sabes lo que vendrá”. A la gente no le gusta ese gasto. Tal vez por envidia, porque no ocupa el puesto de su vecino.

Los congresistas estarían perdonados. Sus votos vinieron por intercambios de tapers, chelitas, puñados de coca y gorritos. A Pedro Pablo no se le perdonaría: es hombre de mundo y se codea con dirigencias mundiales. No es del promedio de presidentes que tuvo Perú, es mucho más. Sus oportunidades fueron únicas. Que lea mil veces la parábola de los talentos y verá que su obligación es ofrecer mucho más de lo que recibió, que debe reproducir mil veces más todo lo sembrado en él. Sus resultados no deben ser mediocres ni misios, deben ser únicos y demoledores. Esa es su condena.

Pedro Pablo es sensible con el tema del agua. Conoce las orfandades y los pendientes del país. Sabe que en el primer mundo los voluntariados funcionan en aeropuertos, teatros, deporte, albergues de ancianos y niños, hospitales, cárceles y eventos como Stampede en Calgary, los sanfermines en Pamplona y Oktoberfest en Múnich. Debe saber que la transformación social está en función de cómo despertar y movilizar voluntades, de cómo la inspiración puede derrotar letargos y frustraciones. Perú, con Fujimori, le ganó a Sendero Luminoso movilizando a los campesinos, y los evangélicos se tomaron en serio el reto. Pedro Pablo debe convertirse en activista de ideales nobles. Las frivolidades entretienen, pero no edifican. En cinco años la mentalidad nacional puede cambiar. 

Pedro Pablo debe introducir los voluntariados. Cooperación y solidaridad deben ser los paradigmas del futuro. No todos vacacionan en Miami y Varadero. Hay personas que pueden ayudar gratis, sin ocasionar gastos, por iniciativa personal, por entrañas, para devolver lo que recibieron. Los Juegos Panamericanos y la oficina de apoyo de la primera dama son una magnífica oportunidad para reclutar personas dispuestas a colaborar por un buen apretón de manos y un gracias bien dicho. Abraham Maslow ya lo dijo, la aceptación social y los reconocimientos son alimentos. No solo de pan vive el hombre. Si Pedro Pablo es el líder que se cree es, lo hará. Los bailecitos debe acompañarlos con resultados que se toquen y se miren.

Sendero Luminoso se moviliza de manera orgánica. Tiene cuadros comprometidos. Su ideología es fuente de inspiración. Le gana al Estado en iniciativas y penetración social. Está en los colegios y las autoridades ni enteradas, y bien gracias. Aquí, la desidia es astronómica. Si los jubilados alemanes se organizan y ayudan en los barrios populares, ¿por qué los cholitos no pueden tener su fuente de inspiración si las necesidades abundan?

Manuel Gago