Eduardo Zapata

La Comunicación Política en cuestión

La Comunicación Política en cuestión
Eduardo Zapata
11 de abril del 2016

Los partidos deben estar en contacto permanente con los electores

Dados los resultados electorales, las preocupaciones de los candidatos y sus simpatizantes necesariamente tendrán que estar puestas más allá de obtener el triunfo en la segunda vuelta. Es importante el logro de la Presidencia, claro; pero una lectura rápida de los resultados de esta primera vuelta nos dice que quien sea elegido presidente tendrá que saber leerlos con sumo cuidado. Estos resultados nos hablan de mayorías escuchadas, pero también de amplios sectores reiteradamente no oídos. También de fragmentaciones profundas por zonas geográficas, de jóvenes integrados, de mucha desinformación y de muchos todavía en la búsqueda de alternativas.

Todo lo anterior significa que ejercer la Presidencia de la República a partir del 28 de julio del 2016 supondrá un gran reto: enfrentar las turbulencias económicas y volver a poner en marcha el país; pero hacerlo escuchando y comunicando de cerca, día a día. Porque es claro que los políticos de oficio se han alejado desde hace buen tiempo de los ciudadanos.

Y a propósito de ese futuro ejercicio presidencial, vale la pena poner énfasis en algunas enseñanzas que, en torno a la comunicación política, deja esta primera vuelta.

  1. Frente a todas las candidaturas que se limitaron a la comunicación política estacional —solo para las elecciones— el respaldo obtenido por Keiko Fujimori subraya que la comunicación de una organización política debe ser permanente, para la propia militancia y para los demás. Eso supone trabajar fuertemente, y Keiko Fujimori y Fuerza Popular lo hicieron.

  2. Las organizaciones políticas que circunscriben su comunicación a lo estacional exponen sus marcas y productos a la volatilidad de los electores. Los primigenios votantes de Guzmán se diluyeron al primer traspié. Muchos de ellos transitaron a un segundo amor, Alfredo Barnechea, quien también, al menor descuido, vio ir sus votos hacia otros candidatos. Por factores de tiempo electoral y simpatía personal, Verónika Mendoza fue la mayor beneficiada con esta volatilidad. Con el añadido de que ella contó con el respaldo del Perú abiertamente desengañado que, mirando el mapa electoral, es clamorosa y dolorosamente enorme. Valdría la pena preguntarse qué votación hubiera tenido Gregorio Santos si la campaña duraba quince días más y algunas acusaciones contra Verónica —de las serias y verificables, no las de los adjetivos fáciles- mellaban su ascenso.

  3. Alguien puede ser presidente de las redes sociales, pero no necesariamente de la realidad. Muchos comunity managers parecen ignorar que la discusión política en las redes es privativa de los sectores A/B. Los sectores jóvenes de los otros segmentos sí acceden a las redes y se preocupan también por la actualidad política; pero hacen un uso distinto de las redes, y ese uso distinto requiere una comunicación política ad hoc. Este mundo de los jóvenes “electronales” populares está hoy abandonado.

En términos de comunicación política sistémica los únicos que hicieron su tarea fueron Keiko Fujimori y Fuerza Popular. El segundo puesto —que cultivó solo la estacionalidad— está muy distante del primero. Dado que enfrentaremos tiempos políticos, sociales y económicos difíciles, y dado que está en juego la gobernabilidad del país, la propia conceptualización de la propuesta política y del ejercicio de gobierno deben ser entendidos permanentemente como actos de comunicación.

 

Eduardo E. Zapata Saldaña

 
Eduardo Zapata
11 de abril del 2016

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