La combinación letal

Los posibles factores que explican la violencia desatada contra proyecto Tía María Los efectos negativos de los errores de Estado tardan en revertirse muchos años, aún tomando las decisiones adecuadas, mientras, el resto del mundo avanza dejando atrás al país víctima de su propia miopía. Lamentablemente, los pueblos no asumen espontáneamente, de cara a la votación siguiente, las nefastas consecuencias de la irresponsable elección de gobernantes sin capacidad, experiencia ni valentía. Cuando eso sucede, corresponde a los integrantes del vértice cultural y económico de la pirámide electoral, asumir  la batalla propagandista para evitar la repetición o empeoramiento, antes que del interior de su conciencia (si aún existe) oigan con justicia la misma reprimenda que oyó de su madre el último monarca árabe de Granada. Toca en esos casos reflotar los principios y anteponerlos a los intereses, aún cuando el costo sea grande en el mediano plazo, o el largo plazo no existirá para el país como lo perciben las gentes de bien.

Los recientes sucesos alrededor del Proyecto Tía María, son efecto directo de la combinación de tres factores:

Primero: Un plan político de largo aliento del modelo Bolivariano, que en complicidad con los intereses del narcotráfico, ataca con creciente precisión y eficiencia la actividad extractiva de minerales e hidrocarburos y la generación de energía, el espinazo de la producción económica del país, con disfraz de oveja ambientalista, comprado con plata de oriente y diseñado en una isla del caribe. Para ello contrata, sin excepción, a todos los manipuladores profesionales del miedo hijo de la desinformación.

Segundo: Es la era de los conflictos asimétricos o de tercera generación, la incapacidad del Estado para comprender la real dimensión del problema, incapacidad que es más notoria en este gobierno que acabando su cuarto año sigue gateando y balbuceando, mientras sigue creyendo, cual cachimbo de letras (o peor aún, cadete de primer año), que se trata de un problema genuina y exclusivamente ambiental que se resolverá negociando in situ y a posteriori con gentes de buena fe, sin percatarse que está actuando como un calichín, tratando ingenuamente de jugar fútbol de barrio en las grandes ligas. Situación que se agrava por el imperdonable delito de enfilar sus servicios de inteligencia a espiar con bajos intereses a los honestos discrepantes, descuidando al real enemigo, que hoy mata a cadenazos, apedrea y bloquea.

Tercero: La incomprensión de la realidad peruana contemporánea por parte un sector importante del mundo empresarial, con honrosas y contadas excepciones. En un país donde el Estado, en provecho del confort de su burocracia y del clientelismo político, ha abandonado las necesidades de la población de las áreas con menor densidad demográfica, la cual no solo espera que la inversión pruebe que no hará daño, sino que reclama, con lógica racional, que quien despliegue inversión en su área geográfica, aporte pronto mejoras tangibles a su calidad de vida, aún cuando legal ni moralmente sea esto obligación de la empresa sino del Estado.

Lo que se debe hacer parece imposible hoy a sabiendas de la concurrencia de las notables ausencias mencionadas al inicio. Toca bajar la fiebre y elegir los campos donde se tiene más fortaleza que el adversario y votar bien el próximo marzo.

Por Dardo López-Dolz

19 - May - 2015