Mar Mounier

La coherencia de Susy

La coherencia de Susy
Mar Mounier
01 de septiembre del 2014

Una reflexión crítica sobre la coherencia y la candidatura de la alcaldesa Villarán

“Murió siendo coherente con sus ideas” ¿Has oído repetirlo a caviares, aún si quien estiró la pata fue a todas luces un sinvergüenza? Hablan de coherencia, quizá con razón, pero ésta no es invariablemente una virtud. Se puede ser coherente para hacer el bien o el mal y también para mentir o para decir la verdad. Nos han bombardeado con la idea de que la coherencia es un valor moral, cuando es únicamente un concepto neutro que remite exclusivamente a la continuidad de consecuencia entre ideas y comportamiento. Para Baruch Spinoza “todo ente tiende a perseverar en su ser” lo que significa que quien piensa y actúa de un modo seguirá haciéndolo siempre del mismo modo. Entonces, la coherencia en sí misma no es un valor que deba ser necesariamente aplaudido sino un conjunto de creencias con sus actitudes que deben ser observados. Son tan coherentes el dictador Fidel Castro y un terrorista asesino, como lo son también el Papa Francisco o un curita enviado en misión a Nigeria.

Y aquí me gustaría referirme a la “coherencia” de Susana Villarán. Regresemos a fines de los 60 cuando la “Tia Regia” pasa a ser militante de Vanguardia Revolucionaria -grupete de marxistas de salón que hoy se hacen llamar “demócratas” y “defensores de derechos humanos”-, al lado de Diego García Sayán, Sofía Macher, su hermana Rosa Villarán, el esposo de ésta Jimmy Wensjoe y su hermano Gonzalo Villarán. Jimmy Wensjoe muere en una captura de terrucos en 1982. ¿Qué hacía el cuñado de Susy en esa intervención? “Dime con quien andas…”

Hoy, ya siendo alcaldesa de Lima, ha pasado por un intento de revocatoria debido a su innegable incapacidad. ¡Y aún así, pretende la reelección! Las contradicciones de Susy han sido coherentes sí, pero con la esencia del pensamiento caviar, ese que se condice con la doble moral y el doble discurso. Desde su candidatura del año 2011 dijo que ni Dios condicionaría su campaña. El año pasado “sus” artistas del “NO” fueron contratados por montos importantes solo por haber participado para impedir su revocatoria. Susy se jacta de su “honestidad”; dijo por calles y plazas que no se reeligiría, pero luego muy campante “cambió de opinión”. Y allí la tenemos nuevamente como candidata. Villarán habló de “honradez” sin embargo habría consignado datos falsos respecto de su nivel académico. Villarán también pontifica sobre “tolerancia” pero no permite la crítica de su pésima gestión, ni siquiera en redes sociales vetando a quienes la cuestionamos (¡y desde cuentas de la Municipalidad de Lima que mantenemos con nuestros tributos!). Villarán habla de “meritocracia”; en campaña criticaba el “copamiento” de entidades públicas, pero hoy la planilla de Municipalidad de Lima ha crecido en más del 60%, al contratar a sus allegados y servidores.

Susana Villarán, al igual que muchos políticos, ha traicionado la confianza de su elector demostrando su real motivación: el poder por el poder. Recordemos que la coherencia es una aliada de la verdad pero también puede serlo de la mentira. Y Susana ha demostrado coherencia sí, pero la coherencia marxista revolucionaria caviar que va de la mano con la ineptitud, las ansias de poder la información turbia y distorsionada Esa NO es la coherencia que Lima necesita. A partir de esta elección entonces, es imprescindible evaluar antecedentes. ¿Cuáles han sido los inicios de tu candidato? Si descubres algo turbio ¿Quiénes han sido sus secuaces? ¿Quienes financian su campaña? ¿A quiénes beneficia si es elegido? Y más importante aún ¿Cuáles han sido los resultados de su gestión, de haberla tenido? El quid del asunto, lo que hay que preguntarse entonces no es qué tan coherente sea una persona sino en qué basa esa coherencia. Por eso, evalúa a tus candidatos, revisa sus hojas de vida y elige pensando en que tu voto, ese pedacito de papel marcado por el aspa o la cruz, afectará el destino de otras personas quienes como tú, quieren lo mejor para su ciudad. El candidato es responsable de lo que promete y lo que hace, pero tú eres el REAL responsable de las consecuencias de su capacidad -o en el caso de Villarán, suprema ineptitud- por haberlo elegido.

Por Mar Mounier (El Hígado de Marita)

Mar Mounier
01 de septiembre del 2014

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