La cobardía institucionalizada

Sobre la política que sobre protege y victimiza al delincuente

Es claro el objetivo que busca Michelle Bachelet con la calculada agresividad verbal de sus halcones. Su gobierno en alianza con el Partido Comunista empezó a hacer agua muy pronto. Los desastrosos frutos que suelen dar cuando se intenta gobernar con aliados de ese tipo empezaron tempranamente. Por su parte al ¿gobierno de Ollanta Humala? no le viene mal una crisis fronteriza para intentar alinear a la ciudadanía. Es una vieja receta que no inventaron los argentinos, en 1975 la intentó usar (entonces con mayor probabilidad de éxito bélico) Juan Velasco, cuando inéditamente fue Tacna, ciudad desde la que fue defenestrado después tan siniestro personaje.

Pero independientemente de la gravedad real o fabricada de la crisis por La Yarada y Los Palos, cuyos argumentos han sido brillantemente desmontados por Pancho Tudela, en una entrevista al diario La Tercera de Chile, es conveniente examinar el insumo moral humano que tanta falta hace cuando las fronteras peligran.

El Perú sufre una crisis creciente de inseguridad no solo en sus calles, ya que a menudo invade la tranquilidad y seguridad del hogar. Sin embargo nuestros gobernantes vacilan en promulgar una ley que permita a los ciudadanos usar la fuerza, incluida la fuerza letal, para repeler una invasión violenta del domicilio o la propiedad.

Convertidos en abogados del supuesto derecho del delincuente a no ser lesionado en el ejercicio de su ¨oficio¨, las autoridades le dicen al ciudadano ¨No se defienda, colabore con el agresor¨. Absurdo llamado institucional a la cobardía!

Si las instituciones del gobierno, las escuelas y un algún sector de la prensa continúan estimulando la cobardía como valor ¨políticamente correcto¨, el resultado sería desastroso en caso de un conflicto. Cómo se le puede pedir a un ciudadano que exponga la vida en defensa de la patria si a diario le repetimos que ser valiente y defender su hogar, su familia y el fruto de su trabajo es ¨inadecuado¨ y peligroso. Hoy lo único que se consigue es facilitar la labor de los delincuentes en aras de una estadística irreal que mide la peligrosidad por número de muertos y heridos, sin discriminar entre delincuentes y ciudadanos honestos. En un mañana hipotético no deseado, fabricamos hombres carentes de lo indispensable para vencer.

El pequeño estado de Israel ha salido victorioso de sucesivos conflictos externos y ofensivas terroristas dentro de su territorio por hacer todo lo opuesto. Independientemente de la opinión que una persona tenga respecto a ese país o su relación con Palestina, cualquier análisis desapasionado concluirá en la gran relevancia que ha tenido estimular la respuesta decidida de sus ciudadanos ante una agresión.

Si a una persona le repiten desde niño que la valentía es vicio y la cobardía virtud, se destruye las bases de la grandeza de un país. Si comparamos el lento pero progresivo declive de los Estados Unidos como paradigma para occidente, frente al no tan lento crecimiento de una Rusia económica y militarmente mucho más débil que EEUU, veremos que entre los elementos que concurren a dicho declive están el deterioro de la valentía como valor políticamente correcto y la negación de la respuesta violenta al agresor (copiada por nuestro país).

¿Es que vivimos acaso el tiempo de los valores perdidos?

Por: Dardo López-Dolz