Juan Sheput

La cigarra y la hormiga

La cigarra y la hormiga
Juan Sheput
14 de julio del 2015

Próximo gobierno tendrá mucho que recomponer tras descalabro nacionalista.

Ampliamente conocida, se suele atribuir a Esopo la fábula de la cigarra y la hormiga, en la que se cuenta que mientras la hormiga se dedicaba a trabajar y  acopiar, la cigarra disfrutaba y bailaba, así hasta que a esta última, como era previsible, las desgracias le sobrevinieron.

Fue en un texto de Mariano Grondona donde leí por primera vez, hace muchos años, que en América Latina suelen haber ciclos económicos de subidas y bajadas y también gobiernos hormiga (que trabajan y ahorran) y gobiernos cigarra que, llevados por la irresponsabilidad y la frivolidad, se dedican a gastar y despilfarrar.

El gobierno de Ollanta Humala sería, en ese sentido un gobierno cigarra. No sólo recibió un país en franco crecimiento, producto de medidas responsables en lo económico y de cautela en el gasto público, sino que gozó de un ciclo de crecimiento de precios de los minerales que no supo aprovechar. A diferencia de sus predecesores, los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo, que tuvieron ministros que actuaron con profesionalismo y responsabilidad, el señor Ollanta Humala ha tenido ministros de economía que le han permitido el derroche en el gasto público, han sido condescendientes con la ineficiencia y, como se deberá establecer en una adecuada investigación, habrían sido facilitadores de fondos para la corrupción regional o de licitaciones a la medida como es el caso de los pañales del Ministerio de la Mujer que compromete a Ana Jara. En pocas palabras a diferencia de los gobiernos que manejaron al país entre los años 2000 y 2011, el señor Humala se ha dedicado a gastar los recursos que tenemos de manera ineficiente e irresponsable, utilizando los programas sociales de manera proselitista con la presunta complicidad de algunos funcionarios del Ministerio de Economía.

Es lamentable. Nuestro país ha retrocedido en todos sus indicadores. La institucionalidad que estaba en vías de consolidarse ha quedado pulverizada. En su lugar hoy se silencia a los procuradores para que no hablen de la esposa del presidente Nadine Heredia; el Congreso se ha convertido en una entidad inútil al servicio de Palacio y que es necesario rescatar; la inseguridad ha escalado a niveles terroríficos; y la economía, esa de la cual nos jactábamos, está en situación deplorable, con cálculos de crecimiento del 3%, no por razones únicamente externas sino por el manejo descuidado del exministro Luis Miguel Castilla.

El próximo gobierno tendrá muchas cosas que recomponer luego del descalabro del gobierno de Humala que ya es considerado como uno de los peores de la historia democrática del Perú. Encontró un país en marcha, lo dejará con una corrupción galopante y con una frivolidad que demuestra que nunca le importó la pobreza ni la inclusión sino el mero aprovechamiento del poder en aras del beneficio familiar de la graciosamente llamada pareja presidencial.

Por Juan Sheput

14 – Jul – 2015

Juan Sheput
14 de julio del 2015

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