La casta ordena, los demás callamos

El pensamiento único de los medios de comunicación

¿Por qué los peruanos debemos permanecer impasibles frente a la manipulación grosera que los medios de comunicación concentrados en un pensamiento único imponen al resto del país? Nos dicen qué es lo correcto y qué no lo es. Atacan a sus enemigos con saña y defienden a sus amigos sin vergüenza. Imponen un monopolio del pensamiento en casi la totalidad de medios de comunicación. Los periodistas se leen unos a otros y se automimetizan con los mismos clichés y los mismos métodos de imposición del pensamiento único. El que tenga una opinión distinta a la del periodista es atacado con saña. Corrupto, ignorante, cuestionado, incapaz. etc. El amigo invitado es tratado con guantes de seda, aunque tenga esqueletos en el closet: él es una personalidad, prestigioso, reconocido, decente.

Los periodistas de la televisión y la radio hacen sus preguntas sobre lo que leen en los periódicos, y estos escriben sus crónicas sobre lo que ven en la televisión. Se “voltean” unos a otros y ¡pobre del que disiente! Cargamontón para presionar y asustar a los dueños de los medios en los que trabajan, para terminar siendo despedidos o marginados. Marchitas de bufanda y morral de los diversos “colectivos”. Editoriales justificando la única ley que conocen: para mis amigos, todo; para mis enemigos, la ley.

Dos ejemplos. Los medios han decidido hacernos comer Kenji hasta en la sopa. Es obvio que se trata de magnificar la bronca del partido fujimorista, pero titulares de primera en todos los medios durante semanas enteras, como que es demasiado. El aludido no habla, no va al Congreso, no sostiene un debate, confiesa que no escribe sus artículos ni tan siquiera sus tuits; pero como horada a su hermana, todo es permitido.

Quienes conducen la campaña son los que hasta hoy pretenden limpiarse de su condición de súbditos de la dictadura. Porque, ¡claro!, los más antifujimoristas de la prensa peruana, los que con más ahínco atacan a los fujimoristas, son los mismos que sobaban al dictador y a su asesor en la sombra, sin vergüenza alguna. Cuando los demócratas salíamos en marchas contra la dictadura, ellos salían en sus programas de la TV capturada por Montesinos, a hablarnos del baile del chino. Esos mismos que cuando incluso salió el vídeo Kouri-Montesinos “entrevistaban” a la fiscal Blanca Nélida Colán, justificando el archivamiento de su “investigación” bamba. Pero ahí están. Siguen pontificando como antaño, dueños de la verdad universal.

Y exactamente igual ocurre con las empresas encuestadoras. Todas se echaron vergonzosamente a la dictadura. Todas nos vendieron el cuento de que el golpe de Estado de abril del 92 era contra los “partidos tradicionales”. Todos insultaban al Congreso y aplaudían su cierre. Tal como hoy. Se vuelve a hablar de los partidos tradicionales, cuando los que dominan en el Congreso son justamente los surgidos en la ola antipartidos de los últimos treinta años, en los que se pregonó por las virtudes del “independentismo” y se atacó sin contemplaciones a los partidos políticos existentes. Federaciones de independientes son casi todas las bancadas del actual Congreso, repletas de nuevos de la política, como se viene pregonando hoy nuevamente.

Han decidido además, esas empresas con fines de lucro, quiénes serán los candidatos del 2021. Estos no surgirán de los partidos, de sus líderes ni de la sociedad, sino de la “paleta” que le ponen a sus entrevistados, en las que hay tres que no solo no actúan ni dicen nada hace meses, sino que ni siquiera tienen un partido que los cobije. Podrían poner a cinco artistas de la farándula o cinco futbolistas y tendrían los mismos resultados de “aprobación” de los pseudocandidatos.

Afortunadamente hay redes. Por su diversidad quizá no tengan el impacto para generar un pensamiento universal, como el de la casta dominante. Pero esa casta puede ser horadada. Les sucederá como a los partidos, minados como el gigante en Liliput, y llegará el momento en que se volverán prescindibles y anodinos.

Mauricio Mulder