La CADE y el cómo

¿Qué propuestas llevarán los candidatos a la cumbre empresarial?

Desde que he participado en sucesivas ocasiones en la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) -aproximadamente 5 o 6 meses antes de la lid electoral- puedo afirmar que nunca este evento ha sido determinante para proyectar al ganador. Es más, diría que se ha hecho costumbre que el o la más aplaudido(a) termine derrotado (a).

Podemos decir que los asistentes a este evento son líderes empresariales, hombres y mujeres que toman decisiones, autoridades, y líderes de opinión que, de algún modo u otro, NO logran expresar el sentir o las percepciones de la mayoría de peruanos, votantes o no.

La CADE es para los candidatos una espléndida oportunidad para plantearle al país y a los empresarios propuestas, lineamientos o políticas básicas que aplicarían si llegaran a la presidencia. Además, es un espacio ideal para que precisen lo más importante: cómo lo van a hacer. Es decir, cuáles serán los procedimientos y las decisiones que adoptarán para lograr los objetivos y las metas que plantean.

Aquí el término “reforma” cobra importancia. Lo pongo en comillas porque los cinco candidatos que -por ahora- se ubican en los primeros lugares en las encuestas (sin considerar el 30% o más de votos blancos o nulos que le disputan a Keiko Fujimori el primer lugar) hablan de cambios sustantivos en diferentes sectores. Sin embargo, ninguno se ha detenido a explicar cómo harán viables sus políticas (cuándo, con qué recursos económicos y humanos, cuánto costarán).

La gran expectativa de los asistentes desde ayer en la cumbre empresarial de Paracas es escuchar cómo. Que no se vea frustrada.

Las campañas electorales siempre privilegian los recursos efectistas y emocionales en detrimento de los ejes  programáticos. En este sentido, la CADE debería ser un “oasis de ideas” (si existe claro) para que las propuestas programáticas sean contrastadas. Tal vez los candidatos deberían aprovechar la CADE para presentar a sus equipos técnicos y probar su experiencia. Es además un lugar propicio para analizar la consistencia de las metas y planes de cada candidato. Lo ideal sería que haya un real esfuerzo de honestidad. El auditorio espera que los candidatos adelanten sus decisiones de mayor costo político o económico, aunque es improbable que lo hagan porque en campaña prevalece el cálculo político-electoral.

Así, por ejemplo, si alguien plantea reformar el Sistema Privado de Pensiones, la CADE sería el escenario propicio para conocer los costos y beneficios que implicaría su plan para las partes involucradas (afiliado, Estado y AFP). Si se propone un nuevo pacto para impulsar la ejecución de los proyectos mineros queremos saber si ello supondría un cambio constitucional en torno a la distribución del canon, y al uso y aprovechamiento de los recursos naturales. Si alguien tiene la valentía de pedir una reforma del estado, que explique qué se propone hacer con la fracasada regionalización y qué mejoras haría tomando en cuenta, por ejemplo, lo que señala Servir. Y si alguien está comprometido con una verdadera reforma institucional y política que diga cómo y con quien concertará para obtener los votos suficientes en el Congreso.

Escucharemos atentos.

Mario Saldaña