Mario Saldaña

La agenda concertadora de PPK

La agenda concertadora de PPK
Mario Saldaña
16 de junio del 2016

Para afrontar las reformas cruciales que necesita el paìs

Me adhiero a quienes piensan que los resultados del 5 de junio —hechos fortuitos, errores o paradojas de lado— expresan un mandato claro de la población por una concertación de esfuerzos de los dos movimientos finalistas en pos de la solución de los principales problemas del país. Exhortan a un cogobierno o al menos a un gobierno colaborativo.

Y por más que algunos voceros fujimoristas insistan en el rollo de que “primero PPK se junte y acuerde con sus aliados” (que es una clara evidencia de que la sangre permanece en el ojo), pocas veces (al menos desde el retorno a la democracia en los ochenta) las dos organizaciones finalistas en un contienda electoral han mostrado tan pocas diferencias programáticas.

Podemos hablar de detalles, acentuaciones diferentes en uno u otro rubro, pero nada que un buen diálogo a base de objetivos comunes no pueda superar con facilidad. Pero vamos, hablamos de política y de políticos. De cálculos. De sumas y restas. Todos sabemos que ese floro de que “primero está el país” en boca de un político(a) de aquí o de cualquier parte del mundo vale tanto como un billete de tres dólares. Y por supuesto que puedo entender el enorme desagrado y resentimiento que Keiko Fujimori y sus seguidores pueden mantener si les dijeron “ladrones o “narcotraficantes”, como en su momento lo pudo sentir PPK cuando recibió muy gruesos señalamientos y calificativos.

El asunto es que la campaña ya terminó y nadie es nadie para criticar a un ex candidato (a) por el tiempo que tal desazón y molestia pueda tomarle en desaparecer. Lo que sí supone tiempos infranqueables es la constitución de un nuevo Gobierno y una enorme lista de expectativas en la población peruana tras la designación de una nueva administración. La vida, los problemas y la necesidad de solucionarlos, señoras y señores, continúan y están ahí.

El señor Kuczynski tiene que formar un equipo gubernamental para hacer frente a un sinnúmeros de temas que, ya lo he dicho antes, suponen ineludiblemente (si no buscamos seguir en piloto automático cinco años más, y no solo en economía) varias reformas cruciales. Y para tal efecto, la participación del fujimorismo es inevitable y fundamental por el control absoluto del Congreso que tendrá desde el 27 de julio.

Ya que de momento la resaca electoral nos impide dejar de poner atención al aspecto formal de las disculpas de PPK a Keiko y/o viceversa (si se disculpó o no, cuándo lo hizo, quién lo hizo primero, si lo hizo en público, a quién le corresponde disculparse, quién visita a quién o cuándo lo hará, etc.), lo más conveniente para los que estamos esperando respuestas y actitudes de la clase política respecto a los verdaderos problemas del Perú, es que el presidente electo plantee una agenda mínima de concertación (reformas incluidas) hacia el quinquenio, dejando a la oposición la decisión de sumarse en todo o parte a la misma a base de sus propios cálculos

La diferencia entre PPK y el resto de la clase política desde el 6 de junio es que su prioridad es lo que tendrá al frente, desde el 28 de julio del 2016, y no el 28 de julio del 2021. Su éxito o fracaso estará medido por la mayor o menor cantidad de voluntades políticas que se sumen a esa agenda gracias a su capacidad de convencimiento. Por las credenciales y la experiencia de PPK confío en un resultado positivo. Espero no equivocarme.

 

Mario Saldaña C.

@msaldanac

 
Mario Saldaña
16 de junio del 2016

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