Jaime Chincha

Keiko ahora sí es presidenciable

Keiko ahora sí es presidenciable
Jaime Chincha
09 de octubre del 2015

Su nueva estrategia busca maridar la naranja con el caviar.

Keiko Fujimori tiene ganas de ser Presidenta, su acercamiento al centro político lo demuestra. Atrás quedó la hija que lamenta la situación del padre; lo que le restó votos en el 2011 y la dejó a merced de los ‘antis’ que apoyaron a Humala. Su pasado político, o el de su grupo más bien, la asfixió al cargar la pesada mochila del gobierno autoritario de su progenitor. Hoy, a sus 40 años, Keiko quizá ha descubierto su personalidad propia y busca acercarse a los enemigos que se puso en la espalda por apellidarse Fujimori.

No sé si Keiko es plenamente consciente de lo que implica, para ella y para el fujimorismo, calificar como “positivo” el informe de la CVR. Si así lo fuera, y si esa línea discursiva cobra forma hasta abril, puede estar segura de que ganará la Presidencia con votantes que ni ella imaginó en la elección anterior. Porque respaldar el documento base que permitió mandar a prisión a su padre, es aceptar los delitos por los que se juzgó y se condenó a Alberto Fujimori. Toda una novedad en Keiko y la demostración de querer ganar el 2016, corriéndose el riesgo de desorientar a ciertos electores fieles e incluso a algunos de sus congresistas. Ya entendió que en el Perú se gana conquistando el centro, así que no le debe extrañar que dogmáticos como el pastor Rosas la hayan abandonado. La candidata de Fuerza Popular, entonces, ha trazado un camino sin regreso que le traerá otras bajas –están a prueba Martha Chávez, Alejandro Aguinaga y otros íconos de la vieja guardia–, y nuevos refuerzos –hace unas semanas lanzó a Fernando Rospigliosi como globo de ensayo– que deberán matizar el color naranja de su lista congresal; toda una apuesta por subir el 30% que congrega al elector fujimorista tradicional.

Sin embargo, Keiko debería recordar que quien mucho abarca poco aprieta. Su posición sobre el lote 192 la ha hecho derrapar hacia la izquierda más opuesta a la inversión extranjera; que si bien no suma ni el 1% en votos, paradójicamente bloquea inversiones inmensas como Conga o Tía María. Juega con fuego pues girar tan brusco en lo económico le puede hacer perder votos; más que en su núcleo duro, en buena parte del empresariado que antes la apoyó. Es aquí donde Keiko sí debe reclamar herencias paternas, pues en lo que el fujimorismo consigue consensos, en derechas y hasta en izquierdas, es en la receta económica que se comenzó a cocinar desde agosto de 1990. Que Dios la ayude entonces, si consigue la Presidencia, en consolidar una economía liberal capaz de llevar el progreso allí donde el Estado y las malas políticas no lo permitieron en estos años.

El bosque electoral por el que Keiko camina no es ya hostil; o sea, la estrategia le está funcionando. ¿La prueba? Los artículos que sus críticos más activos están escribiendo, a propósito del momento Harvard. Las plumas ‘anti’ se han neutralizado, otras se han vuelto asombrosamente contemplativas. Keiko ha logrado en pocos días que se hable de ella en un tono distinto, hasta presidenciable. Alzar las banderas de la reconciliación podría hacerla aún más atractiva en su camino a Palacio; ello sería conseguir lo que la CVR justamente no logró, así la califique positivamente. Porque el error de aquella comisión fue buscar la reconciliación con los terroristas, cuando se trata de soñar un país con futuro, capaz de proyectarse por los fujimoristas y por los que Fujimori padre persiguió, espió, secuestró, torturó y vejó. He ahí el reto político de la candidata Keiko. Quién sabe si, desde el centro y juntando lo mejor de aquí y de allá, logra hacerse de la elección en primera vuelta. Una opción tan triunfalista está descontada si es que la vida del expresidente se apaga en la campaña.

La historia presidencial en este siglo dice que quien perdió antes, a la segunda gana. Toledo perdió primero con Fujimori; en el 2001, a la segunda, se hizo de la presidencia. Ese año, Alan perdió y recién pudo triunfar, a la segunda, el 2006 frente a Humala; quien a su vez luego de perder esa elección ganó en el 2011. ¿Pasará lo mismo con Keiko quien entonces quedó segunda, y hoy vuelve a tentar la Presidencia? Por lo pronto, el mismo recuento histórico nos dice que quien lleva la delantera a cinco meses de la elección nunca gana. Así que esto recién empieza.

Por Jaime Chincha Ravines

Jaime Chincha
09 de octubre del 2015

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