Izquierdas, ¡basta ya!

Se debe impulsar la inversión pública y privada

Cuando el denominado Fenómeno de El Niño Costero (FENC) azota gran parte del país, las izquierdas solo están pensando en “pescar en río revuelto”. Se organizan con miras a las elecciones municipales y regionales del próximo año, en vez de proponer el relanzamiento de la economía mediante el impulso a la inversión pública y privada, aunque de ese relanzamiento depende la generación de puestos de trabajo y la reducción de la pobreza.

Tengamos presente que, a la fecha, los estragos ocasionados por el fenómeno perjudican a casi un millón de habitantes, siendo la población de la costa norte (desde Ancash a Tumbes) la más afectada como consecuencia de los desbordes de los ríos o deslizamientos de tierra, o por la interrupción de las vías de transporte. Antes del FENC, el aporte de la costa norte al Producto Bruto Interno (PBI) nacional representaba el 16%; pero la destrucción ha alcanzado a más de 17,000 viviendas, 150 colegios, 40 centros de salud, puentes, carreteras, canales de riego, etc. Si bien es cierto que todos los niveles socio económicos han sido afectados, algunos tienen mayores oportunidades para financiarse y recuperarse.

Hoy, más allá de las simpatías políticas que cada quien profese, la principal preocupación de todas las organizaciones políticas, así como de los poderes del Estado, debe ser cómo atraer mayor inversión y facilitar la ejecución de los proyectos de desarrollo socio productivos. ¿Por qué? Porque se requiere generar empleo para que las personas en edad de trabajar puedan financiar tanto la reubicación —cuando así resulte necesario— como la construcción o rehabilitación de sus viviendas. En concordancia, se requiere que el Estado produzca prototipos de planos de vivienda con las dimensiones de los terrenos a donde se traslade o promueva la reubicación de la población que habitaba en zonas de alto riesgo.

La construcción o reconstrucción de escuelas y centros de salud públicos, entre otros, que atienden principalmente a los menos favorecidos, tienen que ser financiadas con los impuestos que recibe el Estado, los cuales provienen de la actividad privada. Sin embargo, si a contracorriente tenemos a sectores políticos de izquierda que por sus convicciones ideológicas —o mejor dicho, por sus particulares intereses económicos—se oponen al sector productivo, cabe preguntarse ¿quiénes serán los principales perjudicados?

Hasta el 2016, la estimación de crecimiento del PBI para el presente año era de 4.8%. Luego, con el escándalo de las constructoras brasileñas, la cifra se redujo a 3.3%; y ahora, con el FENC, a 2%. Es decir, la pobreza va a aumentar significativamente si seguimos la receta de quienes desde las izquierdas gobernaron bajo las banderas del extinto nacionalismo. ¿Sabía usted que la inversión privada cae desde el 2013 y llega a terreno negativo en el 2014? Desde hace cuatro años no se ha podido remontar la caída; todo lo contrario, se ha profundizado en el último trimestre por los fenómenos naturales.

¿Cuáles son los sectores más afectados por los desastres? La agricultura, la producción de petróleo, el consumo masivo, el turismo y el sistema financiero (por la incapacidad de pago de muchos deudores). Ahora preguntémonos, ¿cuál es el sector con mayor capacidad para incrementar sus niveles de inversión de manera rápida y oportuna? El sector minero. Se requiere una burocracia con visión de futuro y una ciudadanía empoderada que diga ¡basta ya! Es tiempo de construir.

Guillermo Vidalón del Pino