César Martín Peñaranda

Inversión regional e institucionalidad: estrategia operativa

Inversión regional e institucionalidad: estrategia operativa
César Martín Peñaranda
20 de diciembre del 2016

La promoción de la inversión no debe prescindir de la institucionalidad

Como gran parte del mundo emergente, Perú continúa adecuándose a un nuevo ritmo de crecimiento, post súper ciclo de materias primas, situación que exige reformas y principalmente una política de promoción de inversión que impulse el crecimiento real y potencial. El reto es cómo lograrlo.

Antes hagamos un paréntesis conceptual. La calidad institucional, consistentemente nuestro punto más débil en el reporte del Foro Económico Mundial, es un requerimiento sine qua non para impulsar la inversión sostenidamente, y fundamentalmente son dos puntos en los que flaqueamos: las creadoras y legitimadoras de mercado. Las instituciones creadoras de mercado permiten que el capital fluya eficaz y eficientemente a la caza de oportunidades. Destacamos la legalidad y ausencia de trámites y barreras, así como la dotación de información a los agentes económicos y la capacidad de gestión del sector público en todos sus niveles. Las legitimadoras de mercado atañen básicamente al manejo de conflictos e inclusión, entendida esta última como una correcta distribución de oportunidades. Una estrategia de promoción de inversión debe considerarlas en un marco que fortalezca el accionar de los tres actores en el proceso: canal (procesos), oferta (inversionistas) y demanda (receptores-regiones). Veamos cómo concatenar ambas ideas.

Iniciemos con el canal. Saludamos la reforma de Proinversión y creación del nuevo sistema de inversión pública, Invierte.pe, orientados a anclar las expectativas de los agentes con un Plan Nacional de Infraestructura, establecer roles más claros con los concedentes y agilizar procedimientos vía planes multianuales y simplificación de documentación. Propondríamos además la sofisticación de vehículos financieros y proceso de inversión, así como del componente cualitativo de este proceso.

El primer punto concierne a la necesidad de ampliar las opciones actuales, propendiendo —por ejemplo— a la creación de fondos de infraestructura y capital privado, a más de introducir un módulo de propuestas que parta del sector privado, luego de que este haya sido dotado con información macroregional; pero exigiéndole y priorizando el detalle de la estructura financiera y vehículo sugerido. El segundo, cualitativo, corresponde a la necesidad de mejorar la comunicación sobre el estatus de los proyectos (gobernanza), como también el relacionamiento con los inversionistas (comercial), segmentándolos eficientemente, pues no todos son iguales, y resaltando la búsqueda de soluciones en el proceso (design thinking).

Sigue la oferta: los inversionistas. Un canal eficiente es un buen primer paso; pero insuficiente al no atender la búsqueda de esos inversionistas en economías de escala y alcance. El Perú puede consumarlas con la formación de las mancomunidades, que urge consolidar para propender a la inclusión regional y fortalecer el planeamiento interregional, atrayendo capital relevante (escala) en sectores prioritarios complementarios (alcance), haciendo tangible además el propuesto Plan Nacional de Infraestructura. Nos consta el interés de grandes inversionistas en iniciativas nuevas de gran escala macrorregional en varios sectores vinculados (bundling).

Finalmente, los receptores (gobiernos regionales). Es esencial construir capacidades orientadas a planificar y formular proyectos, así como reconocer obstáculos y conectar actores, facilitando las habilidades de ejecución y gestión. El gobierno central, directa o indirectamente (sector privado), debe asumir el liderazgo, acompañado por entes de probada reputación regional que legitimen políticamente el modelo, buscando institucionalizar el proceso que finalmente recaiga en una Unidad de Gestión y Ejecución (UGE) a nivel macrorregional. Las universidades destacadas de la zona pueden asumir el rol de entes legitimadores por su conocimiento de la realidad regional, facilitando propuestas técnicas para sectores prioritarios y proveyendo recursos humanos para la planificación, formulación y gestión.

“Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil”, dijo el filósofo escocés Thomas Reid en el siglo XVIII. La promoción de la inversión no debe prescindir de la institucionalidad.

 

César Martín Peñaranda

 
César Martín Peñaranda
20 de diciembre del 2016

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