Inseguridad y narcotráfico

Narcotráfico es el actor más relevante del crecimiento de la inseguridad

Por Dardo López-Dolz

Si lo que quería dejar claro el presidente era que no seguiría el disparatado consejo de algunas golondrinas con complejo de halcón, no era necesario un mensaje a la Nación. Convocada la atención de la ciudadanía, la oportunidad para convocar enérgicamente al diálogo nacional era perfecta y difícil de eludir. Pero no fue así, una pena. Entretanto, el ataque con granadas y disparos en uno de los barrios más residenciales de Lima, en medio de asaltos y homicidios cotidianos, confirma que las decisiones consideradas por la actual administración como prioritarias en el tiempo no están teniendo efecto para contener la ofensiva criminal.

Casi todos los años, cerca a Navidad, aprovechando la inminencia de la temporada de lluvias, que hace difícil la persecución, Sendero hace un violento acto de presencia en el VRAEM. Espero que, como sucede con los “friajes” de junio en el altiplano, el gobierno de turno no sea sorprendido una vez más con la guardia baja.

En el origen del crecimiento de la delincuencia, la pieza clave es la impunidad. Mientras los delincuentes y aspirantes a delincuentes estén convencidos de que el riesgo de ser descubiertos, detenidos, procesados y condenados a cumplir totalmente una condena sin concesiones ni gollerías, es tan bajo que se convierte en riesgo aceptable, seguirán engrosándose las filas de la delincuencia y seguirá creciendo la creatividad y atrevimiento delictivos, con incremento de la violencia y del número de personas involucradas en cada acción.

La impunidad tiene sus raíces en la inoperatividad conjunta de los agentes estatales encargados de protegernos (PNP, MP, PJ e INPE). Esto se agrava con la evidente penetración sistemática de la corrupción en todos ellos. Esperaba ver en los decretos legislativos algunas normas que permitan mejorar el funcionamiento coordinado de los mencionados agentes estatales, así como desincentivos a la desidia y la corrupción. Aún no acaba el plazo de la delegación de facultades, pro eso los sigo esperando.

Detrás del crecimiento de la corrupción innata en nuestra República, el actor más relevante es el narcotráfico, que con su inmenso poder económico, derrumba resistencias de funcionarios hasta entonces honestos. Por eso es prioritario enfrentar inteligentemente este flagelo.

Para enfrentar al narcotráfico hay caminos de eficacia demostrada:

1. Combatir el lavado de activos.

2. Controlar eficazmente los puertos.

3. Rastrear (mejor que prohibir) el camino de los insumos químicos.

4. Tomar conciencia de que cada vez que se produce el escalamiento de un conflicto social, los narcotraficantes tomarán ventaja de la ocasión para mover embarques más grandes.

A la capacidad corruptora del narcotráfico, se añade su aprovechamiento de sinergias con otras actividades ilegales. También el daño causado por “pago en especie”, que queda en el mercado nacional y genera desinhibición ante actitudes violenta, entre otros daños.

Para combatir el narcotráfico, precursor múltiple del crecimiento de la delincuencia, más que leyes y nuevas sanciones hace falta evidencia de decisión política y liderazgo. La experiencia policial-militar exitosa contra el terrorismo debiera motivarnos como país para alcanzar el liderazgo regional en la lucha contra ambos flagelos que, en el Perú, tienen una clara simbiosis. No vaya a ser que por imperdonable descuido, cuando en unos años llegue a nuestras tierras el accionar intensivo del terrorismo radical islámico, algún ingenua vuelva a creer que son abigeos.