Dardo López-Dolz

Inseguridad, herramienta de represión

Inseguridad, herramienta de represión
Dardo López-Dolz
22 de julio del 2014

Cuando la falta de seguridad sirve de soporte de un régimen

Durante los últimos siglos, la sostenibilidad de los gobiernos en el mundo occidental, del cual formamos parte, se ha basado en la legitimidad del gobernante, es decir en el balance positivo de éste en el sentir de los gobernados. Inclusive las dictaduras se veían obligadas a proveer algún fundamento para tal balance o terminaban cayendo.

En Oriente, en cambio, incluida Europa oriental, el temor al gobernante continuó ejerciendo el papel de pilar fundamental para el sostenimiento de sus gobiernos. Los zares, el régimen soviético y el actual régimen ruso, son una muestra de continuidad de estilo de poder, como lo es en China y en tantos otros estados gobernados sobre el temor a la furia del gobernante.

Hasta no hace mucho, las dictaduras occidentales que controlaban en un puño todo el potencial represor del Estado, podían jactarse de ser sinónimo de seguridad ciudadana, independientemente del tinte ideológico de su discurso. Los socialistas y fascistas, primos hermanos al fin y al cabo, se ufanaban con cierta razón de proveer mejores niveles de seguridad al ciudadano que las democracias, obteniendo de ello cierta legitimidad.

Los gobiernos de Oriente, en su hasta ahora exitoso afán neo imperialista, han ido cambiando esto. La “tropicalización” de su experiencia ha parido la ideología “bolivariana” que guía la estrategia de sus operadores en el Foro de Sao Paulo. La seguridad de los ciudadanos no es ya una preocupación ni una meta. Descubrieron que cuando un país es inseguro (como lo fue el Perú en los tiempos de la agresión senderista) la población, demasiado ocupada en trabajar y cuidar a su familia, deja de pensar en la forma en que es gobernada. La inseguridad no solo crea el entorno perfecto para presionar violentamente a los opositores y culpar a la delincuencia, sino que genera dos tipos alternativos de respuesta funcionales al dictador, la huida (que saca del camino a los probables contendores) o la predisposición a pagar cualquier precio por recuperar la tranquilidad. Venezuela, Bolivia y Argentina son prueba irrefutable de esto.

Lo dicho hace aún más importante que el actual gobierno peruano explique con claridad, aun no exhibida, cuales son sus objetivos reales en materia de seguridad de los ciudadanos. Más allá de los comprensibles pero insuficientes esfuerzos mediáticos por mejorar la percepción, hace falta trabajo en solucionar el problema, que es real. No se trata de promulgar leyes que lejos de resolver problemas acaban generando nuevos problemas, como sucedió con la legislación sobre armas y explosivos de uso civil, y seguirá sucediendo con el proyecto que la PCM ha hecho suyo si no genera correcciones imperativas en su texto.

Las conversaciones que he sostenido con sucesivos funcionarios de alto nivel en los ministerios y entidades ligadas a gestionar la seguridad durante este gobierno, me han dejado claro que no solo no hay estrategia, sino que no hay objetivos más allá de la supervivencia mediática. Gobernar sin objetivos es como nadar en estilo muertito o pasear sin rumbo fijo. Podemos tener choferes que manejen mejor, más rápido a más bonito que los anteriores, pero al final del día no habremos llegado a ninguna parte, tan solo habremos gastado gasolina en dar vueltas.

Por Dardo López Dolz

Dardo López-Dolz
22 de julio del 2014

NOTICIAS RELACIONADAS >

¿Lomo fino a precio de chanfainita?

Columnas

¿Lomo fino a precio de chanfainita?

Peruanos de toda laya esperan y hasta exigen calidad de servicio sin l...

21 de marzo
Temas a tener en cuenta ante la expansión china

Columnas

Temas a tener en cuenta ante la expansión china

Animados por el apetito de ganancia personal de corto plazo, muchos ol...

14 de marzo
Milei en el CPAC

Columnas

Milei en el CPAC

La presencia de Javier Milei, el primer presidente genuinamente libera...

26 de febrero

COMENTARIOS