Victor Robles Sosa

Inseguridad: el pueblo se defiende

Inseguridad: el pueblo se defiende
Victor Robles Sosa
01 de septiembre del 2015

Un movimiento social espontáneo emerge ante ineficiencia del Estado

La inacción e ineficiencia del Estado para detener el avance incontenible de la delincuencia parece estar desatando una movilización social que podría desatar el caos en el país si se desborda. Lo que comenzó con unas pocas banderolas colgadas en un barrio de Huancayo, advirtiendo a los delincuentes que serán linchados si se atreven a robar, se ha convertido en un fenómeno potenciado por las redes sociales virtuales.

Aquellas banderolas decían textualmente RATERO: si te agarramos no vas a ir a la comisaría, te vamos a linchar. Nosotros no llamamos a la policía ni serenazgo, porque aquí tenemos lo que ponen las gallinas”. Palabras más o palabras menos, la banderola amenazante se ha replicado en numerosas ciudades del país tras su difusión por Internet.

En Trujillo, vecinos de los barrios más golpeados por el hampa se han sumado a la corriente con una campaña que se está extendiendo igual, como reguero de pólvora, por el país, bajo el lema “Chapa tu choro”, y que está siendo apoyada por algunos alcaldes, como el de San Juan de Miraflores, Javier Altamirano. Hasta ayer, lunes, en la red Facebook había 94 páginas de muchas regiones tituladas “Chapa tu choro”, convocando a la ciudadanía a movilizarse contra el hampa.

Ha surgido así un movimiento social espontáneo que busca acabar con la delincuencia desde la sociedad en vista que el Estado es no solo es incapaz de darle seguridad a los ciudadanos, sino que en muchos casos es cómplice de los hampones, quienes reciben impunidad a cambio de pagar coimas a los funcionarios encargados de perseguirlos.

En honor a la verdad, no se le puede culpar solo al actual gobierno. El problema viene desde que Alejandro Toledo, por influencia de la izquierda, liquidó el respeto a la autoridad policial al prohibirle que haga uso de la fuerza pública. Por cierto, Ollanta Humala fue elegido porque los peruanos creímos que, siendo militar, acabaría con la delincuencia, que ya se había desbordado durante el gobierno aprista.

Al ser lapidada la autoridad, empezó un desborde total. Los primeros en insultar, agredir y hasta matar policías fueron los extremistas, sin que nadie fuera sancionado ejemplarmente por esos actos. Después, como consecuencia lógica, los ciudadanos le perdieron el respeto a la policía, y los delincuentes se desataron en delinquir con mayor violencia seguros de que no hay autoridad.

Cansada de esperar en vano que el Estado la defienda, la población ha decidido defenderse ella misma, tal como lo estamos viendo hoy. Y el Estado le responde amenazando con 18 años de cárcel a quien maltrate un delincuente. ¿Cree el gobierno que así podrá contener a un movimiento social que emerge con fuerza?

El sentido común aconseja que el Estado corresponda a esa voluntad ciudadana de combatir el crimen liderando a los pueblos en esa lucha, para que ésta transcurra por un cauce legal y no se desboque en la barbarie. Los ciudadanos esperan que sus líderes se pongan al frente de ellos en la guerra contra el hampa. El líder de nuestra nación es el Presidente de la República, pero ya sabemos lo que podemos esperar del actual presidente. ¿Quién llenará ese vacío?

Por: Víctor Robles Sosa

Victor Robles Sosa
01 de septiembre del 2015

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