Juan Carlos Valdivia

Informalidad en el Parlamento

Informalidad en el Parlamento
Juan Carlos Valdivia
07 de julio del 2014

Legislativo no respeta las formas democráticas y republicanas

1.- Durante una sesión reciente de la Comisión Permanente, llamó mi atención un hecho que no recuerdo haber visto: la señora Carmen Omonte, congresista y actual ministra de la Mujer, dirigía el debate en su condición de miembro de la mesa directiva, y ejercía la presidencia en ausencia de los otros miembros de la Mesa.

¿Puede un ministro de Estado dirigir las sesiones del Congreso? Nuestra Constitución autoriza, como una muestra del parlamentarismo, que los congresistas puedan ser convocados por el Presidente de la República a ejercer un despacho ministerial, manteniendo su puesto de congresista. Entonces un miembro del Parlamento, es parte también del Ejecutivo. En las democracias parlamentarias, la mayoría en el Congreso forma el gabinete de ministros.

En el caso de la señora Omonte, era –al momento de ser nombrada ministra- miembro de la Mesa Directiva del Parlamento. Debió ser reemplazada, pues aunque ni la Constitución ni el Reglamento del Congreso lo señalen, existe incompatibilidad entre dirigir un Poder del Estado y ser parte del otro. Se quiebra a todas luces la independencia de poderes.

Sin embargo, la señora Omonte, cuando participa de las sesiones del Pleno, no tiene problemas en sentarse en el lugar de la Mesa Directiva, en lugar de ubicarse en su escaño de parlamentaria. Pero lo sucedido en la Comisión Permanente, donde se le permitió dirigir el debate y presidir la sesión, muestra el poco respeto por las formas democráticas y republicanas que hay en el Parlamento. 2.- El parlamento ha aprobado la conformación y ha conformado una comisión para investigar la captura de instancias públicas de la red de Rodolfo Orellana Rengifo. Esta comisión será presidida por Vicente Zeballos, quien viene ejerciendo con corrección la presidencia de la Comisión de Fiscalización, y está integrada por parlamentarios de las distintas bancadas.

El problema surge con la participación del congresista Víctor Andrés García Belaunde. De acuerdo al Reglamento del Congreso, en su artículo 88, literal a) se establece que: “A fin de garantizar el debido proceso, se evitará que la integren quienes hayan solicitado su constitución”.

Y de acuerdo a declaraciones del propio congresista García Belaunde, el viene solicitando la conformación de esta comisión desde hace dos años. No está en discusión la probidad y el valor de García Belaunde en enfrentarse a esta mafia, cuando la mayoría de la clase política miraba hacia otro lado. El popular “Vitocho” no tuvo temor en enfrentarlos a pesar de las amenazas, seguimientos, juicios y denuncias de los que fue víctima. Es quizás uno de los que mejor conoce el actuar de dicha organización criminal.

Lamentablemente su presencia le brindaría a Orellana y su pandilla la excusa para objetar el trabajo de la comisión, basados en lo que expresamente reconoce el Reglamento del Congreso. ¿Se puede salvar esta observación?

Los dos casos señalados muestran el poco respeto por las formas que existe hoy en el Congreso. Y también la baja calidad del servicio parlamentario, que no advierte a los congresistas de estas situaciones enojosas que no respetan ni la tradición republicana, ni lo que expresamente señala el reglamento parlamentario. La informalidad ha llegado al Parlamento y hay que rescatarla de ella.

Por Juan Carlos Valdivia

Juan Carlos Valdivia
07 de julio del 2014

COMENTARIOS