Juan Sheput

Indignante: Personas descartables

Indignante: Personas descartables
Juan Sheput
08 de septiembre del 2015

Las extrañas circunstancias que rodean muerte de Emerson Fasabi

Como si la muerte de una persona que ha trabajado con uno no significara nada, el presidente Ollanta Humala se ha referido a Emerson Fasabi de la siguiente manera: “Este muchacho ha trabajado de vigilante. Después de la segunda vuelta ya no. Entiendo que este chico ha sido mandadero y se recurseaba. Lo hemos utilizado y le hemos pagado obviamente”. Referirse así sobre la extraña muerte de quien lo ha servido durante siete años dice mucho de la calidad moral del presidente Ollanta Humala. Ni un mínimo de respeto para quien trabajó con él, ni para con la familia del difunto. Sólo unas cuantas frases despectivas, como si el mismo Humala no se hubiera cuadrado ni actuado como mandadero en sus primeros meses en el cuartel. No puedo asegurar si es por ignorancia, un pobre nivel o las evidentes limitaciones del presidente de la república. Lo cierto es que una persona, por humilde que sea, no puede ser tratada así.

Si un joven fallece en extrañas circunstancias y ese joven ha tenido la ventura –o desventura-  de trabajar con el presidente y su esposa y se le atribuye el hecho de haber tenido una relación sentimental con la acusada de sustraer las agendas de Nadine Heredia, pues lo mínimo que debe hacer el presidente Humala es ordenar una investigación seria sobre los causales de la muerte de su exempleado. El presidente Humala en lugar de tratar el tema de manera déspota debería aclarar todo exigiendo los exámenes necesarios, pues nadie muere de heridas internas, aislado –teniendo una vida socialmente activa- y es enviado a su tierra natal por el propio chofer del presidente. A eso agregue, estimado lector, que el ministro del Interior, José Luis Pérez Guadalupe, dio la versión de que Emerson Fasabi no había tenido ningún vínculo laboral con el presidente Humala y su familia, y días después, por exigencias de la prensa y testimonios que desmentían al ministro, el propio Humala tuvo que reconocer su cercanía con el joven fallecido.

Nos preguntamos ¿Por qué desde un principio el presidente Humala o sus voceros no dijeron la verdad? ¿Por qué en lugar de ser transparentes ingresan en el terreno de las evidentes contradicciones? ¿Por qué los traslados clandestinos y los deseos –fallidos- de querer incinerar el cadáver de Emerson Fasabi?

La muerte de este joven está rodeada de extrañas circunstancias que de todas maneras algún día se tendrán que investigar.

Por: Juan Sheput

Juan Sheput
08 de septiembre del 2015

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