Impuesto anti reforma

¿Se puede hablar de reforma del transporte sin renovar obsoleto parque automotor?

En plena campaña electoral, mucho se viene hablando sobre la reforma del transporte. No queda duda que ya era hora de comenzar una reforma a favor del reordenamiento de la ciudad; sin embargo, existe un aspecto que ningún candidato, hasta donde recuerdo, ha comentado. Me refiero al absurdo que representa cobrar un tributo por la propiedad de un carro nuevo.

En efecto, el denominado Impuesto al Patrimonio Vehicular debe ser pagado durante tres años (a partir del año siguiente a la primera inscripción en el Registro de Propiedad Vehicular) y, como es evidente, representa un desincentivo a la adquisición de carros nuevos. ¿No les parece que es el mundo al revés?

En nuestra ciudad, apreciamos que existen vehículos inseguros que, además, representan un verdadero atentado al aire puro que todos merecemos respirar. Sin embargo, en lugar de implantar un sistema -como se haría en cualquier lugar del mundo- en el que prime la coherencia, desalentamos la tenencia de automóviles nuevos, atentando así contra la renovación del parque automotor.

Por el contrario, creemos que sí debería existir un impuesto vehicular para aquellos propietarios de automóviles con más de cinco años de antigüedad, con una tasa progresiva que iría incrementando a medida que la antigüedad se incremente. ¿No cree que se cumplirían mejores metas y, además, la recaudación sería superior a la existente?

¿No cree el amigo lector que la renovación del parque automotor con vehículos nuevos y más seguros forma parte de una reforma integral del transporte de la ciudad?  Ojalá que algún candidato a la alcaldía de Lima tome este comentario y, al menos, lo reflexione. Todavía tenemos unas semanas para reafirmar o cambiar nuestro voto.

Por Gustavo Rodríguez García