Dante Bobadilla

Ideas del subdesarrollo

Ideas del subdesarrollo
Dante Bobadilla
17 de noviembre del 2016

La prensa es aún la chacra del progresismo más cucufato y edulcorado

Un país es subdesarrollado porque tiene gente con malas ideas. Lo demás es consecuencia de las decisiones que toman. El subdesarrollo no es, pues, culpa de los países ricos ni de un sistema perverso, sino de la gente que, en principio, tiene ideas absurdas para explicar su miseria. Son las malas ideas elevadas a rango de principios las que nos tienen en el subdesarrollo. Y lo peor es que tenemos mucha gente, en posiciones dominantes, que defiende esas malas ideas. Están en los medios predicando su charlatanería social, disfrazados de gurús bonachones.

Hay una gran distancia entre el establishment intelectual mediático y las grandes mayorías. Ya nadie les cree. La prensa está en manos de una clase intelectualoide desprestigiada, con columnistas baratos entregados a la pose social. El reciente triunfo de Donald Trump refleja la distancia cada vez mayor que hay entre quienes se sienten formadores de la opinión pública, desde los medios, y la gente común y corriente. El progresismo mediático está en crisis mortal.

Pero en el Perú andamos siempre algo retrasados en todo. La prensa es aún la chacra del progresismo posero más cucufato y edulcorado. Son los reyes de las campañas de demolición contra el fujimorismo o Castañeda. El motivo no importa. Todo vale para montar una furiosa campaña anti-Keiko o anti-Castañeda en defensa de alguna cursilería barata. La estupidez se apodera de las columnas y los programas de TV; como si la gente se tragara, por ejemplo, el infundio de que Keiko insultó a la gente con depresión. La beatería progresista vendió su sebo de culebra posando como expertos repentinos en salud mental para salir a defender a los pacientes con depresión. ¿Creerán que somos tan estúpidos para tragarnos sus embustes y su pose? No. La verdad es que ya nadie les cree y todos están hartos de ellos.

También hay una jauría progre que se dedica a hostigar al alcalde. No importa de qué se trate. El incendio en Cantagallo desató las iras de la beatería progre que idolatra a las comunidades y etnias nativas, su lengua y cultura. Castañeda fue señalado como culpable directo: debió haber seguido el plan de Susana Villarán, tía regia de la caviarada y la progresía, reubicando a los shipibos que invaden Cantagallo. Y no solo eso: debió otorgarles las “viviendas dignas” que Susana Villarán había planeado regalarles en todo un complejo habitacional.

Si uno pregunta por qué había que regalarles vivienda a los invasores de Cantagallo, la única respuesta de las diosas del periodismo progre en las redes es el bloqueo indignado. Es que al progresismo no se le puede cuestionar nada porque son los dueños de la verdad y de la moral sustentada en su sensibilidad social, aunque siempre esté costeada por otros. La ex alcaldesa Susana Villarán tampoco ha explicado por qué debemos regalarles casa a los shipibos. El progresismo considera que sus posturas no requieren sustentación, que sus poses están por encima de todo cuestionamiento, que rebajarse a dar explicaciones no es de ellos. Nadie es capaz de pedir “Habla Villarán”. Es que las poses buenistas del progresismo no se cuestionan.

Ahora tenemos una plaga de opositores a las obras. Detestan el cemento y el ladrillo. No el de sus casas, sino el que utilice Castañeda en la ciudad. Se quejan de que se hagan obras para el 15% que tiene autos, pero aplauden las ciclovías que se hacen para el 0.03% que usa bicicletas. Es obvio que el otro 85% de la gente también se moviliza en autos, aunque no sea propio. Pero los grandes genios del progresismo odian las obras para los autos y solo quieren ciclovías. Su gran argumento es que “en Amsterdam también hay”. Irrefutable.

Varios distritos son presas del delirio de sus alcaldes y están invadidos de ciclovías que nadie usa, que reptan por pocas cuadras sin criterio alguno, pintadas sobre la pista de las avenidas más transitadas y afectando el tráfico. Alguien debería detener esta locura. Hacer ciclovías cuando no son necesarias, y solo para “promover el ciclismo”, es como poner la carreta delante de los caballos. Pero estamos hasta el cuello de esta gente que prefiere la pose y el discurso antes que la realidad. Son las malas ideas que nos mantienen en el subdesarrollo mientras que se festejan como buenas.

 

Dante Bobadilla

 
Dante Bobadilla
17 de noviembre del 2016

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