Iván Arenas

Humala y el “adiós” de los tecnócratas

Humala y el “adiós” de los tecnócratas
Iván Arenas
05 de agosto del 2015

Sobre la importancia de la política en la conducción del gobierno

Ninguna crisis o ciclo de crecimiento y expansión económica ha venido desde las orillas de la tecnocracia y los tecnócratas. La política y los políticos con sus respectivas decisiones son los responsables del andar de los países. Por eso sorprende que el ministro de Economía, Alonso Segura, haya declarado a una agencia internacional de noticias que “el ciclo (el ruido electoral para decirlo de otro modo) político está afectando” el crecimiento de nuestra economía.

No vale ser sabiondo para darse cuenta que hay un fondo debajo de las palabras de Segura, un tecnócrata a fin de cuentas; es decir que el ministro no entiende la política. Un presidente de la república equivale a un capitán de barco. Depende de la visión clara y el norte que fije como destino. Puede soportar toda adversidad en la medida que nada ni nadie le haga flaquear ni dudar de las costas que ve como objetivo.

Es bueno hacer este símil porque si algo no han tenido el estado y la república en estos cuatro años es un mandatario seguro de sus decisiones, con capacidad de mando, liderazgo y, sobre todo, con fe ciega en un norte, por difíciles que sean los mares. Esta es la razón principal por la que la economía nacional ha sufrido una parálisis en estos años. Se puede atribuir sin dudas, un contexto internacional con abruptas caídas pero eso no explica de modo honesto por qué hay proyectos mineros paralizados, o por qué la inversión privada se ha detenido de golpe  (el primer trimestre a más de 3% y en el segundo en 2%) sin antes hacer una radiografía de las decisiones gubernamentales, sus marchas y contramarchas con respecto al modelo económico.

Es cierto que el presidente Humala y la señora Heredia siempre creyeron más en una Gran Transformación desde el Leviatán estatal. como también es cierto que nunca creyeron en las fuerzas del mercado, a pesar de ser la única vía que ha funcionado desde la fundación de la República. No solo se ha reducido la pobreza y la pobreza extrema, además de la desigualdad, sino que además ha capitalizado el estado con mayor presupuesto para la construcción de infraestructuras que modernicen y mejoren la competitividad del país. Todo eso se hizo en menos de veinte años.

Humala y su gobierno desafiaron la lógica del marinero de enfrentarse a todo por el objetivo y se fueron por otro camino. A eso le pusieron un rótulo: incluir para crecer. El modelo de Lula y Dilma fue cogido con esmero pero a nadie en el gobierno se le ocurrió que el factor principal del crecimiento es la inversión privada y no el asistencialismo. Crear riqueza para luego distribuirla.

Las decisiones trascendentales en la historia del Perú no provienen de los tecnócratas. Por poner solo dos ejemplos, Juan Velasco Alvarado y  Alberto Fujimori -con sus luces y sombras- tuvieron una actitud férrea en sus decisiones que, equivocadas o no, vinieron desde la orilla política, transformando para siempre el país.

El ocaso de Humala también es el lento “adiós” de los tecnócratas, porque el desarrollo y el progreso son decisiones políticas.

Por Iván Arenas Ramírez

Iván Arenas
05 de agosto del 2015

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