Paul Neira

Historia que no incluimos en la escuela

Historia que no incluimos en la escuela
Paul Neira
10 de febrero del 2017

La historia oficial, esa que nos han enseñado en la escuela, dista mucho de ser la historia de verdad y que tiene consecuencias en cada una de nuestras vidas. Vivimos, hace mucho tiempo inmersos en esta suerte de mecanismo invisibilatorio, anclado en nuestras escuelas, mesas de comedor y parques, que funciona tanto para la historia pasada como para la más reciente. Bajo este paraguas, irracional desde cualquier punto de vista, muchas instituciones de nuestra sociedad se derrumban permanentemente.  Para muestra lea cualquier noticia. Entre estas se encuentra la escuela. Cuyo comportamiento muestra una tozuda voluntad de construir discursos paralelos, falaces y bizarros sobre aquellos eventos que nos deberían ayudar a reflexionar y aprender de nuestros errores permitiéndonos así ser más peruanos. 

¿Cómo se manifiesta este fenómeno?

El primero de ellos es la inacción enorme y desesperante de la sociedad peruana y su escuela para tratar temas que le son “incómodos” como la corrupción, el terrorismo, la violencia contra la mujer, niños y ancianos, el descompromiso ciudadano, entre otros.

Particularmente, ahora que estamos expectando como la corrupción derrumba falsos héroes e ídolos de la limpieza moral política en nuestro país.  Sin embargo, a ningún nivel vemos una, una sola discusión esencial que tenga que ver cómo vamos a hacer como sociedad para que esto no vuelva a suceder nunca más.  Ojo, que este tipo de retos como país ya lo hemos enfrentado y con éxito, me refiero a cuando pusimos todos los candados financieros que han permitido que la inflación en los últimos 23 o 25 años se hayan mantenido en un solo dígito y producto de ello hemos tenido una economía con performances de nivel mundial.

La consecuencia de no hacer este ejercicio de discusión abierta de estos temas en los salones de clase termina por desposicionarnos y empoderar a que sean los medios de comunicación los únicos que se conviertan en la memoria colectiva de un país.  El profundo problema con este tema es que eligen, por intereses de diversa índole, que esa memoria sea selectiva. Eligiendo memorias incompletas, sesgadas, interesadas y manipuladoras.

Si creemos, como país, que la educación debe cumplir un rol de “llenador de huecos”, es decir que el rol de los colegios debe de ser llenar de conocimiento “vasos vacíos” (cosa que hemos venido haciendo hace 50 años) el resultado va a ser una sociedad permeabilizada e indolente respecto de la corrupción y la violencia. En esa lógica entonces el salón de clases no es un lugar para discutir, para aprender juntos, para reconocernos unos a otros y mucho menos para juntos poder encontrar soluciones a los problemas que afectan a nuestra sociedad.

Debemos ser una sociedad integrada, inclusiva, comprometida y abierta a la realidad desde sus aulas de clases, antes que un conjunto de edificios físicos, que acumulan toneladas y toneladas de fierro, cemento y carpetas, pero que no están abiertas realmente a los que allí asisten y sus problemas.  Escuelas que no están abiertas a las historias monumentales de sacrificio, de ética del trabajo, de esfuerzo y colaboración que signan la vida de estos nuevos estudiantes. Ese rio caudaloso, interno pero constante que va tallando el carácter, la perseverancia y la capacidad de enfrentar las adversidades pero que no las tomamos en cuenta. Ni la escuela, ni en la dinámica de clase, ni en el currículo o en los libros de texto. Me temo que no. Y eso es una perdida brutal de oportunidades de hacer una escuela realmente inclusiva. Y de aprovechar esa historia profundamente grandiosa de un país, nuestro Perú, que ha logrado salir adelante. 

De no hacerlo vamos a seguir bajo el yugo de este mecanismo perverso que nos lleva de a poquitos a invisibilizar, estigmatizar, descompensar y deslegitimar, a través de las aulas, la urdimbre fundamental que constituye la sociedad en nuestro país.

Reclamamos, entre los cuales me encuentro yo, una educación ciudadana que construya comunidad peruana y más humana. Y tenemos la respuesta allí, en frente, y de no incluirla de verdad en el aula vamos a perder nuestra esencia, nuestro valor más grande: siempre salir adelante a pesar de nuestros problemas. 

Por: Paul Neira

Paul Neira
10 de febrero del 2017

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