Tino Santander

Haya está secuestrado

Haya está secuestrado
Tino Santander
21 de febrero del 2017

¿Quién se atreve a sacar provecho propio de su vida luminosa?

La gloriosa figura histórica de nuestro gran almirante Miguel Grau Seminario pertenece a todos los peruanos, tal como nos pertenece la del ilustre pensador y luchador social Víctor Raúl Haya de la Torre. Son dos imágenes indiscutibles que están grabadas en nuestras conciencias y nuestras vidas. Son dos ejemplos de consistencia y coraje: Grau dio su vida con valor durante un memorable combate naval, y Haya su existencia en su larga lucha por la justicia social y la democracia. Los dos, el héroe de Angamos y el líder popular, actuaron con lealtad y entrega y con profunda fe en nuestra patria.

¿Quién puede proclamarse heredero de Grau o de Haya? ¿Quién se atreve a sacar provecho propio de sus vidas luminosas? Tal pretensión es una usurpación inaceptable, pues Grau y Haya pertenecen a las generaciones del pasado, de hoy y del futuro. Quien tuviera el desparpajo de insinuarse heredero de sus legados para cosechar gloria y poder solo provocaría rechazo o sonoras carcajadas.

Este 22 de febrero se celebra los ciento veintidós años del nacimiento de Haya. El partido aprista —que Haya fundó y condujo por más de medio siglo— convoca en esa fecha a una manifestación popular instituida hace décadas como Día de la Fraternidad. Pero la figura de Haya no se limita a esa reunión, trasciende al aprismo tal como la figura de Grau se proyecta más allá de la Marina de Guerra. Las dos personalidades son patrimonio nacional porque la grandeza de sus actos es superior a la de sus propias instituciones.

La memoria de estos dos peruanos ilustres constituye un llamado permanente a la unidad y valentía de nuestro pueblo, sobre todo cuando la ola putrefacta y oscura de la corrupción se cierne sobre nuestro país. Grau y Haya nos recuerdan, con su gallardo ejemplo, que el trabajo honesto y sacrificado de millones de peruanos siempre se impone a la mentira de los corruptos. Que la patria no se friega ni se jode, que los que se friegan y se joden son los traidores que venden su alma al demonio.

Haya es más que el jefe del partido aprista; como Grau es el símbolo sagrado de los combates por nuestra supervivencia. La vida de ambos se asemeja a la de la gente de nuestro pueblo que, desde hace miles de años, enfrenta sin rendirse terremotos, huaicos y tsunamis, y vuelve a empezar y reconstruye otra vez lo que perdió. La memoria de Haya no puede ser secuestrada por quienes al interior del Apra se arranchan con mezquindad su herencia política para favorecer sus intereses subalternos.

Que la celebración del Día de la Fraternidad sirva a dirigentes y militantes para reencontrar el espíritu de Haya, quien creó el Apra para servir a los más pobres y humildes. Que sirva también a todos los políticos para reencontrar la confianza y el cariño del pueblo, que Haya conserva aún después de su muerte.

Por Tino Santander Joo
Tino Santander
21 de febrero del 2017

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