Hay que seguir gobernando

Sobre las agendas y el riesgo de una parálisis gubernamental

Nadine Heredia ha caído en su propio juego. Esta semana, intentando recomponer su defensa política ante el escándalo de sus agendas, decidió arrinconar al APRA y al fujimorismo vinculándolos al narcotráfico. Lo terrible de esta estrategia es que ella y su partido tienen techo de vidrio.  Al tiro, los fujimoristas se la devolvieron recordándole a la cocalera Nancy Obregón –su congresista entre el 2006 y el 2011, hoy presa por sus vínculos con Artemio–, mientras los apristas no tardaron en desempolvar un testimonio presentado hace unos años contra su esposo Presidente, que lo acusa de haber cobrado cupos a los narcos, en el Alto Huallaga, allá por 1992. La Presidenta nacionalista escogió un mal momento para recordarnos lo más nefasto que, es cierto, financia a la política; aunque ello pueda acarrear múltiples investigaciones fiscales que harían comparecer no solo a sus opositores, sino también a ella misma y a su agrupación. Fue solo un contraataque para intentar bajar el demoledor efecto de las agendas, y no un plan pensado y diseñado por el gobierno para dar un golpe de verdad al narcotráfico.

Lo peligroso para la señora Heredia es que, de tanto jugar con fuego, puede salir chamuscada. Antes de ocurrírsele la mala idea de denunciar financiamientos tan oscuros que ensombrecen a su propio partido, quiso desacreditar a la periodista que publicó sus cuatro agendas; negándose una vez más a un peritaje que podría validar sus fastidios y, sobretodo, sus acciones de amparo. Que alguien le diga a Nadine que, al día de hoy, todos los descargos que ha hecho sobre las agendas han terminado fortaleciendo la acusación y, por el contrario, debilitando enormemente su defensa.

Lo que le queda ahora a Nadine Heredia es comparecer ante el Ministerio Público. Según la procuradora Príncipe, quien hábilmente entregó las agendas a la fiscalía que ve los aportes al humalismo –y no a la de lavado de activos, porque allí les cayó la acción de amparo–, la Primera Dama tendrá que presentarse el 4 de setiembre próximo. Debe ir sin chistar, facilitando así la investigación que, una vez certificada formalmente la identidad de quien escribió en esas agendas, identificar los movimientos de los dineros allí denunciados y fundamentalmente sus orígenes.

Pero, como toda pesquisa fiscal, esta demorará buen tiempo. En tanto, el gobierno y la señora Heredia deben dejar de pelearse con medio mundo; parar con la absurda maniobra de desprestigiar al mensajero y buscar acercamientos en lugar de distanciarse aún más de la oposición. El Presidente y su esposa tienen cosas más importantes en qué pensar de aquí a cuando caliente la campaña. Temas tan delicados como el del fenómeno El Niño, la inseguridad ciudadana y la economía desacelerada pueden darle al gobierno el respiro y el mediano respaldo que necesita de aquí a julio del 2016. En pocas palabras, dejar que los fiscales hagan su trabajo y hacer el que le corresponde a Ollanta Humala como Presidente; que se deje de defender inútilmente a su esposa y que haga el trabajo que se le encomendó el 2011: destine presupuestos urgentes para proteger a la gente ante los desastres que se anuncian por El Niño, que fortalezca el trabajo de la policía y que piense si Alonso Segura hará un buen trabajo en el MEF en esta época de vacas flacas. Y la señora Heredia, tan obsesionada en querer tener todo bajo control, debe ser quien aconseje a su esposo en que no abandone el timón del país. Tan mareados están con el tema de las agendas que el presidente ya parece estar olvidándose de gobernar.

Por Jaime Chincha Ravines

28 - ago - 2015