Dante Bobadilla

Hasta la vista, baby

Hasta la vista, baby
Dante Bobadilla
15 de diciembre del 2016

Ministro Saavedra es el engreído del antifujimorismo y de cierta prensa

“Hazte fama y échate a la cama” parece ser la frase que define al ministro de Educación Jaime Saavedra, el personaje más controvertido del momento y quien nos ha llevado a la situación más ridícula de los últimos tiempos. Desde que llegó lo hizo con una gran fanfarria de parte de sus amigotes de los medios; incluyendo a Aldo Mariátegui, uno de los primeros en echarle flores sin que hubiera hecho nada todavía. Fue anunciado como el gurú de la montaña y pronto pasó a ser el engreído y protegido de cierta prensa. No es raro, pues, que ahora se desvivan defendiéndolo y apelando a supuestos “grandes logros” que son solo humo estadístico.

Nombrar a un economista en el Ministerio de Educación me parece tan absurdo como poner a un abogado en el Ministerio de Salud. Son sectores que requieren verdaderos expertos en el tema y no burócratas acartonados de organismos internacionales. Ahora quieren hacernos creer que hay una reforma educativa en marcha. ¿Cuándo no ha habido reforma educativa en el Perú? Lo vengo escuchando hace medio siglo con cada gobierno. Pero hoy todos hablan como si fuera una novedad. Pretenden convencernos de que Saavedra inventó la reforma educativa. ¿Nos ven la cara de tontos? Aunque hay quienes lo creen. Curiosa reforma que no causa molestia alguna a nadie, porque toda reforma real crea anticuerpos y luchas de resistencia. Pero acá no pasa nada. Ni el SUTEP se ha molestado. ¿No es raro?

Lo más impresionante de todo es la exquisita coordinación de los medios para construir el castillo de Saavedra en el aire. La estrategia es la misma de siempre: repetir una y otra vez el sonsonete de “la reforma educativa”, hasta que se la crean. Luego está el viejo truco de crear confrontación, inventar “enemigos del pueblo”, monstruos a enfrentar. En este caso se trata de las “mafias universitarias”, por un lado, y “el fujimorismo”, por el otro, para variar. Acto seguido tenemos a la misma plaga de marchantes infantiles y organizaciones de izquierda que salen a las calles a proferir sus típicas consignas, insultos y amenazas contra el fujimorismo. De este modo, Saavedra ha terminado convertido en monigote del antifujimorismo.

Los motivos del fujimorismo son perfectamente válidos: la corrupción detectada en las compras de computadoras del Minedu y la lenidad en la organización de los Juegos Panamericanos. Un coro de periodistas defensores de Saavedra arguyen que el Congreso utilizó la misma modalidad de compra del Minedu. ¿Y cuál es el problema? Ese no es el punto. Tampoco está en cuestión la política educativa y cualquier reforma que hubiera. La prensa tergiversa y engaña. Ese es el nivel lamentable de nuestra prensa mermelera y mediocre. Lo que se condena es la corrupción detectada entre el personal de confianza del ministro. Pero cuando se trata de ciertas corrupciones, parece que a nadie le interesa. Como ha escrito Beto Ortiz en un magistral artículo, todo indica que la corrupción es relativa en este país.

Al contrario de lo que muchos han dicho en la prensa, la actitud de PPK en su mensaje no fue nada conciliadora, sino desafiante. Para empezar, fue un mensaje innecesario. Nadie sale a anunciar que no hará una cosa. Es ridículo. Salió con el rostro adusto y el ceño fruncido a pechar al fujimorismo, amparándose en la chiquillería bullanguera que salió a marchar, y dijo que no los defraudará. PPK se equivoca si cree que podrá gobernar de la mano del antifujimorismo y de las calles. Al igual que cuando se metió al antro del colectivo “No a Keiko” en la campaña, insiste en ser la encarnación del antifujimorismo. Cree que es la mejor manera de equilibrar la balanza de poder, en vista de las divisiones en su exigua bancada. Aunque diga que la campaña ya acabó, no deja de coquetear con el antifujimorismo callejero, y tampoco le ha importado cargar con el peso de sus errores y excesos de campaña.

Su invocación al diálogo ha sonado meramente retórica y falsa. Su antifujimorismo absurdo y militante lo ha llevado incluso a perder el directorio en pleno de Petroperú, que vale más que Saavedra. Y puede irle aun peor por esa senda. PPK es hoy un barco a la deriva. Ojalá acabe pronto la telenovela de Saavedra y podamos ocuparnos de cosas más importantes y graves.

 

Dante Bobadilla

 
Dante Bobadilla
15 de diciembre del 2016

COMENTARIOS