Martin Santivañez

Hablemos del Feticidio

Hablemos del Feticidio
Martin Santivañez
12 de junio del 2015

¿Es el feto un mero apéndice desprovisto del elemental derecho a vivir?                       

La tiranía del pensamiento único busca imponer una visión relativista de la vida empleando para ello todo el poder del lobby mediático que ha logrado obtener en los últimos años. Este nuevo despotismo falsamente ilustrado prescribe para la comunidad social un código de conducta diseñado en los laboratorios de la progresía. Se trata de un estilo de hacer política en el que la auténtica libertad, siempre responsable y fundada en valores, se ve reducida a su remedo anárquico y egoísta: la caricatura del libertinaje.

El pensamiento único cosifica la dignidad de las personas. Es por eso que sus defensores reducen al concebido, el más indefenso de los seres humanos, a la categoría de apéndice desprovisto del más elemental de los derechos: el derecho a vivir. Resulta paradójico que los mismos que se rasgan las vestiduras proclamándose guardianes del derecho-humanismo se muestren tan indolentes ante el aborto, el gran holocausto de nuestro tiempo. ¿Acaso el concebido no tiene derechos? Todos, por el hecho de la sola existencia, somos nomóforos, portadores de derechos. A los talibanes del pensamiento único les falta tiempo para denunciar, con razón, la tragedia del feminicidio, pero olvidan que el FETICIDIO es un crimen que compromete a toda la civilización al reproducir, cada día, la vieja matanza de los inocentes. Porque si sacrificamos a nuestros propios hijos ¿qué clase de sociedad bárbara estamos construyendo?

La vida humana genera consecuencias jurídicas. El viviente humano, como señala el jurista español Rafael Domingo Oslé, es un portador de derechos por el solo hecho de existir, de manera independiente a la forma en que fue concebido. En la duda, el Derecho siempre tiene que proteger al más débil y el aborto no es una forma de protección, no es una política de salud y jamás constituye una solución permanente al dolor que padece la madre.

En efecto, el aborto no soluciona nada. El aborto no es una solución válida porque la eliminación física, el FETICIDIO de un ser inocente no borra la tragedia de la violación. En un aborto no solo se mata al concebido. También se daña a la madre, que tiene que padecer graves secuelas físicas y psicológicas. No hay nada de progresista en la eliminación de un ser humano. Lo verdaderamente progresista, lo que de verdad es un progreso para la sociedad, es la defensa integral de la madre y del concebido, una defensa que tiene que plasmarse en políticas públicas solidarias, que protejan a ambos, que faciliten la calidad de vida de los débiles involucrados. Por eso, defender al concebido es también defender a la madre. El aborto no solo liquida a un ser humano. También condena a la madre a una segunda tragedia: al feticidio de un inocente que tiene derechos igual que tú.

 

Por Martín Santiváñez Vivanco

12 – Jun – 2015

Martin Santivañez
12 de junio del 2015

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