Hablar de educación: terreno minado

Educación de calidad como prioridad de la política pública

Hoy me atrevo a escribir estas líneas tocando un tema delicado y que ha producido una polarización de la población, referida a la educación en el Perú y que incluye una invitación al actual ministro al Congreso para ser interpelado. Tuve la oportunidad de conocer al ministro Saavedra y soy consciente de la tremenda calidad profesional y personal que lo avalan y que le han permitido ser reconocido como uno de los mejores economistas peruanos a nivel internacional. Así mismo lo enaltece, sin duda, su voluntad de venir a Perú para contribuir con el establecimiento de una política pública que priorice la educación como herramienta fundamental para igualar las condiciones de empleabilidad de los jóvenes y que promueva la innovación, como motor del crecimiento económico.

No obstante, articular la política pública sin que se te escapen algunos retos en materia mucho más micro es bastante complejo. Para ello resulta clave hablar de los maestros, que deben convertirse en el activo más valioso del sector educativo. Para que este activo adquiera su verdadero valor y dimensión no solo basta invertir en mejores salarios y en acciones de capacitación que les permitan mejorar sus capacidades, sino que hace falta que el trabajo del docente sea reconocido, que las tareas administrativas —a cargo de la Ugel, Dirección Regional y colegios— le faciliten la vida y que empiece a ser un profesional reconocido en la sociedad, como en los países desarrollados.

El próximo 6 de diciembre se conocerán los informes de la Prueba PISA y se espera que los resultados obtenidos por el Perú vayan en línea ascendente. Si bien eso pasa necesariamente por fortalecer la educación inicial y primaria, años en los que los niños son capaces de desarrollar sus competencias verbales y analíticas, es necesario también un fortalecimiento de la educación secundaria, periodo en el que los niños aprenden a ser respetados y construyen sueños que sean alcanzables.

Sin duda, en este ejercicio de fortalecimiento educativo la existencia de institutos y universidades de calidad resultan claves para que los jóvenes cuenten con capacidades competitivas. Pero la coordinación con el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) es fundamental para que la oferta educativa calce con la demanda de los sectores productivos.

En los últimos años se ha avanzado en materia educativa y es más que positivo que este gobierno haga suyo el compromiso de la educación de calidad como prioridad de la política pública. No obstante, hace falta que el discurso de la política pública, tenga como activo clave al docente. Y para ello no basta con aumentar los sueldos, sino que es necesario empezar a respetar la calidad del ser humano y profesional.

Adicionalmente a “Ponte en Carrera”, se requiere fortalecer acciones para incentivar el empleo juvenil, a través de incentivos tributarios. El éxito de una buena educación debe traducirse en que la tasa de desempleo juvenil —hoy cuatro veces el desempleo promedio— sea cada vez menor. Para ello la economía debe seguir creciendo y también se debe contar con mano de obra competente para los retos del siglo XXI.

Giovanna Prialé Reyes