Iván Arenas

Guerra sucia e hipocresía

Guerra sucia e hipocresía
Iván Arenas
30 de marzo del 2016

Cuando los pecadores quieren vestirse de santos

Pedro Pablo Kuczynski insulta a Verónika Mendoza, candidata del Frente Amplio, y una razonable ola de indignación ciudadana se levanta. Es cierto que las palabras de PPK no pueden ser aceptadas bajo ningún motivo; pero si hay algo muy parecido a una batalla son unas elecciones donde, literalmente, todo vale. Semejante principio lo conoce muy bien la izquierda. Por ejemplo, recordemos el grueso calificativo de Susana Villarán contra Lourdes Flores Nano en las elecciones por la Municipalidad de Lima. ¿Acaso la izquierda en pleno se indignó o solidarizó por el tremendo insulto de Villarán contra Flores Nano? En absoluto.

Es mucha hipocresía fijarse en la paja del ojo ajeno. Un sector de la izquierda mediática, con sus periodistas y analistas, despliega tamaña guerra sucia contra otros candidatos. Y allí si valen el insulto y el adjetivo, allí si está justificado todo tipo de guerra. Sin embargo, cuando algún otro candidato contragolpea con misiles parecidos, cierta izquierda se hincha de indignación. Para poner otro ejemplo: cuando malamente se intenta cuestionar a Abel Gilvonio, candidato al Congreso por el Frente Amplio, por lo que hizo su padre, un ex militante del grupo terrorista MRTA, la izquierda en coro dice —con toda razón— que no pueden culpar al hijo por los errores del padre. No obstante, ¿semejante razonamiento no vale para la candidata Keiko Fujimori? ¿Tiene acaso Keiko la culpa de lo que el gobierno autoritario de Fujimori hizo? Respóndase, estimado lector.

Sin embargo, cuando la izquierda recibe el mismo trato que otorga, despliega una campaña para victimizarse. ¿Quieren otro ejemplo? Cuando la periodista Cecilia Valenzuela denuncia que extrañamente la letra de Verónika Mendoza aparece en las agendas de la señora Nadine Heredia, la izquierda con sus medios y periodistas, apabullan con el mayor de los rigores y excomulgan a Valenzuela, sin la menor duda.      

Que la izquierda no sabe de guerra sucia es una total hipocresía. Basta preguntarse, ¿cómo la zurda justificó el chuponeo en contra de Lourdes Flores en plena campaña para la alcaldía limeña? Entonces no se cumplió eso de que con la misma vara que mides serás medido. La política es así. La lucha por el poder no es precisamente un juego con reglas claras. Maquiavelo, quien escribió un tratado sobre la naturaleza del poder, condenaba a los profetas desarmados y enseñaba al príncipe a hacer el mal solo cuando sea necesario. Que existen pullas y golpes bajos en la política se sabe desde siempre. Pero es una hipocresía vestirse de santo cuando se es un pecador.

Por: Iván Arenas
Iván Arenas
30 de marzo del 2016

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