Jaime Chincha

No gana, ni con dos Favre

No gana, ni con dos Favre
Jaime Chincha
12 de septiembre del 2014

Sobre Lima del futuro y la candidatura de la alcaldesa Susana Villarán

Pese a tener tanto que pensar ante los Panamericanos del 2019 y el bicentenario del 2021, los candidatos en Lima reparten bailes, insultos y obritas efectistas; pocos proyectos y una nula visión integral de cara a estos dos momentos trascendentales para la ciudad del siglo XXI que soñamos, o debiéramos hacerlo. Todos creen que se merecen el Municipio por lo que son, pero no por lo que planean hacer por Lima. Castañeda encarna al gestor eficaz aunque algo turbio, Susana es la honrada arrepentida de no haber hecho obra, Heresi se hace llamar la esperanza, Altuve juega con su apodo y baila con dos pies izquierdos, mientras que Cornejo se desmarca de Alan y busca otros electores.

¿Pero algún candidato nos ofrece el plan de una Lima reformada y futurista? Al presentar un monorriel ajeno y que sacrifica una línea del Metro, Castañeda demuestra que el orden y la modernidad no están entre sus prioridades. Con tal de mantener el voto que ostenta gracias al antivoto de Susana, el Alcalde quiere reincidir en la obra que solo logra cámaras. La ciudad necesita el Metro con todas sus líneas; éstas a su vez integradas a buses articulados como el Metropolitano y buses alimentadores que penetren avenidas troncales de mediana demanda. Todo en un circuito que permita al pasajero recorrer íntegramente cada línea, bus y alimentador con una sola tarjeta. Lima necesita propuestas más agresivas para arreglar definitivamente su transporte. El próximo Alcalde debe trabajar el Metro con el MTC y acordar las gestiones que harán cada uno. Licitar todas las líneas de una vez. Pongan una meta porque todo aún está sin fecha. Pónganle “el Metro de los Panamericanos”, “el Metro del bicentenario”; algo que conecte con el limeño. Y ese Metro debe unirse, gracias a una estación de cercanías, con el gran proyecto del Tren de la Costa que interconectaría toda la provincia de Lima, desde Ancón hasta Pucusana.

La realidad ahora es Susana y su reforma. Claramente adelantó el Corredor Azul para aprovecharlo en la campaña. Mal uso de recursos públicos. 12 millones de soles para una marcha blanca que no debió iniciarse tan pronto. Sin patios para los buses del primer paradero ni el último; esto provoca que se cuadren en plena calle y le hagan la vida imposible a la gente. Ni paraderos ni buses alimentadores. Todo al guerrazo y con mucha improvisación con eso de "iremos ajustando en el camino". Susana quedó muy mal con los transportistas del Callao. Se comprometió, arrancando su gestión, a respetar sus permisos (que incluían Lima), pero con la reforma les hizo saber que había cambiado de opinión. Su funcionaria María Jara trató de parchar el enredo de su Alcaldesa; fue entonces cuando estimaba que la reforma debía echarse a andar entre noviembre y diciembre de este año. Nunca se habló de setiembre. El último gran error de Susana fue querer captar votantes con un proyecto obligado a nacer antes de lo previsto. No va a ganar ni con dos Favres juntos.

Por Jaime Chincha

Jaime Chincha
12 de septiembre del 2014

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