José Dextre Chacón

Fútbol y cultura nacional

Muestra nuestras virtudes y carencias como sociedad

Fútbol y cultura nacional
José Dextre Chacón
03 de julio del 2018

 

El reciente evento futbolístico nos ha demostrado la capacidad de este deporte para representar la identidad de una nación y reflejar sus avances y atrasos como una comunidad integrada. También las habilidades y deficiencias que poseen, y la necesidad de contar con una visión de futuro compartida para organizar los recursos y superar los retos. El fuerte enlace social que genera el fútbol es capaz de transformar nuestra bandera, que pasa de ser una insignia patria a un real símbolo de amor en la masividad de un estadio; y se convierte en el cetro que nos fortalece y guía en la lucha hacia la victoria nacional. El fútbol nos refleja como sociedad, muestra nuestras virtudes y carencias como ser social con una transparencia que no se da en otros ámbitos. Nos iguala racialmente, abre nuestra humanidad, nos desinhibe y hasta nos bestializa.

Hablar de fútbol es hablar de pasión. Y la pasión puede ser el sufrimiento de Cristo hacia el calvario o el sentimiento que nos permite alcanzar la gloria y nos mueve a logros insospechados. En el Perú pareciera que la tradición cristiana debe cumplirse siempre. Nos sentimos condenados a sufrir para alcanzar la gloria, y tendemos a asignar los resultados a un Mesías o a un Judas; nunca —o casi nunca— a quienes fueron (o fuimos) partícipes del resultado, como parte de un entorno relacionado hasta por nuestra simple capacidad crítica. No puede ser de otra forma. Esa es nuestra tradición cultural que el fútbol refleja con nitidez y que se reproduce en otros ámbitos del movimiento social. La cultura, compuesta de tradiciones, costumbres y actitudes, debe ser transformada por la educación. Y reconocer lo anterior es una necesidad para lograr esa transformación.

Pensar en el fútbol, entendiendo su poder cultural, nos obliga a verlo como una posibilidad educativa. Algo muy útil en nuestro Perú, que sigue luchando por consolidar una identidad orgullosa de su diversidad y que sea solidaria, organizada, armónica, democrática y emprendedora; y que además supere el paternalismo y el desorden social. Solo así evitaremos que nuestra tendencia mesiánica olvide el porqué de un resultado exitoso; y sabremos comprender, tolerar, sobreponernos y ser partícipes autocríticamente de los errores y el fracaso cuando se den. Debemos tener la capacidad de vincular el éxito a la eficiencia del trabajo en equipo, que involucra a la sociedad; y no atribuirlo exclusivamente, por ejemplo, a un director técnico o a un jugador mesiánico.

Ese trabajo en equipo, que hizo posible la clasificación a Rusia, es abordado por Edmundo Murrugarra, en un libro próximo a presentarse. En él se transcribe la evaluación autocrítica de Oblitas después del proceso eliminatorio para el Mundial de Francia 1998, una evaluación a la que los años le han dado la razón. Oblitas señala temas deportivos pero también, y lo más importante para este texto, los problemas culturales y actitudinales que juegan en contra de nuestro fútbol o de nuestra sociedad, para el éxito. De ahí, lo indispensable de visionar a la sociedad como un equipo.

Los Paolo Guerrero y Jefferson Farfán de hoy no existirían sin un educador como Constantino Carvallo, que los recibió hace 20 años para brindarles una formación humanista, además de académica. No hubiéramos ido a Rusia sin la eficiencia del dirigente para definir el perfil del entrenador. Se debe reconocer también que la energía de la visión compartida expresada en las tribunas es parte también del logro, y llevar este ejemplo de trabajo en equipo al escenario nacional.

Ansiar un país que, en equipo, logre el desarrollo humano, en una sociedad en armonía donde las barras bravas de la politiquería no sirven de nada. Reconocer que, como en el fútbol, nuestro éxito social, no depende de Mesías ni de Judas. Difundir que lo que sirve es una sociedad organizada, y un esfuerzo solidario, incansable y disciplinado para construir un Perú mejor. Esa es la tarea educativa para consolidar una nueva cultura nacional.

 

José Dextre Chacón
03 de julio del 2018

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