¿Fundición de La Oroya arrancaría en cuatro meses?

Los trabajadores de Doe Run han solicitado al Gobierno de Martín Vizcarra la adjudicación de la mina Cobriza y del Centro Metalúrgico la Oroya (CMLO) luego de que los últimos remates fueron declarados desiertos. Como se sabe, desde el 2009 la fundición está paralizada por un proceso concursal en Indecopi, por impagos de acreencias. De acuerdo a la ley concursal y al Código Civil, el proceso termina con la adjudicación de los activos si no hay postores para los remates. Y así fue. Luis Castillo, quien ya suma 1,265 trabajadores que le han otorgado poder para realizar gestiones en nombre de ellos, nos ha dicho que ya tiene precontratos firmados y está a punto de anunciar quién es el socio estratégico que administrará la mina, y quién la fundición.

Si todo sale a pedir de boca, en cuatro meses arrancarán los circuitos de plomo y zinc y, además, se comenzarán a procesar los 15 millones de toneladas de escoria, acumulada desde 1921, desde su inauguración por Cerro de Pasco Corporatión (y después Centromin Perú). En tal escoria, que representa US$ 1,560 millones en 15 o 20 años, existe 7% de plata, oro, plomo y cobre que serán recuperados con la tecnología que proveerá el socio estratégico. Y, para evitar que un solo microgramo de dióxido de azufre escape de la fundición, se prevé realizar mejoras ambientales con la tecnología que incorporará el nuevo administrador de la fundición.  

Aún cuando todo puede ser un final feliz para los trabajadores y pobladores de La Oroya, quedan ciertas dudas. Quienes conocen el CMLO aseguran que para poner a funcionar la planta, paralizada nueve años, se necesitan US$ 100 millones para ponerla operativa y otros US$ 100 millones para comprar los concentrados que serán procesados. Sobre la escoria, ¿no sería mejor venderla a España o Japón que procesarla en 20 años? Y sobre los remates que terminaron sin postores, ¿se esperó el “precio huevo” del último remate y la adjudicación que los trabajadores ya habrían planeado, o fue el poco margen de rentabilidad que tendría la fundición que espantó a los inversionistas?

De acuerdo al informe El Valor Agregado de la Minería en el Perú, elaborado por el Instituto Peruano de Economía (IPE, junio 2017), el mayor valor añadido de los minerales se encuentra en los procesos de extracción. En el caso del CMLO, el proceso de refinado de, por ejemplo, US$ 1.23 de metales, “US$ 0.13 representa los insumos necesarios para la refinación, mientras que US$ 0.10 representa el valor agregado de ese refinado”.

Castillo defiende a capa y espada la rentabilidad del CMLO, diciendo que pagó al Estado US$ 500 millones de renta aun con toda su carga laboral y tecnología obsoleta. En efecto, no es buena idea que el Perú exporte concentrados de cobre que contienen plata, plomo, zinc, oro, bismuto, antimonio, indio, selenio, telurio y sabe Dios qué más. Concentrados que además son penalizados por los traders, por las “impurezas” de esos subproductos que son refinados fuera del país; donde, por ejemplo, se obtiene bismuto de alto valor comercial para la industria médica.

Darles la oportunidad a los trabajadores de gestionar su trabajo, junto con un socio estratégico, implica riesgos aun cuando entreguen US$ 50 millones de sus US$ 115 millones de acreencias laborales. Es bueno acordarnos de las Sociedades Agrícolas de Interés Social (SAIS), creadas por el socialismo de Juan Velasco después de la reforma agraria. Los sementales Brown Swiss que debieron ser utilizados para mejorar el ganado peruano terminaron en grandes e intrascendentes comilonas de los nuevos dueños de las haciendas.