Darío Enríquez

Fujimori no es inocente, y tú lo sabes

Lo bueno, lo malo y lo feo de los años noventa

Fujimori no es inocente, y tú lo sabes
Darío Enríquez
22 de agosto del 2018

 

Era septiembre del 2000. Casi dos meses atrás, en la Marcha de los Cuatro Suyos, en la que tú participaste, un manifestante perdió un ojo y cuatro guachimanes inocentes perdieron la vida. No tuvo mayor efecto. Pero lo que se venía era un misil mediático en la línea de flotación del Gobierno: el video de Beto Kouri recibiendo US$ 30,000 de Vladimiro Montesinos a cambio de votar junto al oficialismo. Beto Kouri había sido alcalde de Magdalena por el PPC, participó en la truculenta subasta de puestos en la lista congresal toledista y ganó una curul, tal vez contando con tu voto. Luego pagó con varios años de cárcel haber sido protagonista del primer vladivideo propagado. El fin del Gobierno de Fujimori era inminente y pronto se expondrían en forma inobjetable graves errores, inconductas y delitos, en los que Alberto Fujimori sin duda no era inocente. Tú sentías que por fin habría justicia.

Al inicio de los noventa, el triunfo de un desconocido “chinito” —apoyado por el Apra, las izquierdas y por ti— frente al renombrado escritor Mario Vargas Llosa era el desborde de la terrible incertidumbre que vivíamos en medio de la peor crisis de nuestra historia. El régimen socialista estatista que había nacido del violento golpe de Estado del 3 de octubre de 1968 —cuando el dictador Velasco Alvarado derrocó al presidente constitucional Fernando Belaunde— nos había llevado al borde de la inviabilidad como país, azotados por una gravísima hiperinflación, escasez de alimentos básicos, pauperización de la débil actividad industrial y comercial, colapso de servicios públicos en las grandes ciudades, grave deterioro de la infraestructura, crisis de la deuda externa, etc. Por si fuera poco, parte de las izquierdas marxistas —desde 1980— decidieron llevar a la práctica su propuesta de lucha armada “revolucionaria” a través de la sanguinaria violencia terrorista desatada por los maoístas del “Luminoso Sendero de Mariátegui” y los guevaristas del MRTA, que falsificaron la figura histórica de Túpac Amaru II. Pero tú tal vez “sentías” que ellos eran luchadores sociales. Algunos olvidadizos y otros desinformados, pese a los comprobados crímenes terroristas y sangrienta prédica de izquierdas, siguen soñando hoy con la idílica “lucha social”. Espero que tú no lo hagas.

La decisión política de Alberto Fujimori y sus colaboradores, y el coraje del pueblo peruano fueron fundamentales para terminar con el régimen que nos había lanzado al fondo del abismo. Eso se inició con la gesta del 5 de abril de 1992 que tú apoyaste, y la dación de la nueva Constitución en 1993, aprobada vía referéndum —seguro que con tu voto— por primera vez en nuestra historia. Ni Haya De la Torre en 1978, ni Belaunde en su segundo gobierno de 1980, ni Alan García en 1985 habían sido capaces de desactivar el nefasto modelo socialista estatista del dictador Velasco. Peor aún, se habían hecho cómplices con la ilegítima Constitución de 1979 que “normalizó”, en lugar de corregir, las tropelías y aberraciones perpetradas por la dictadura militar de los setenta. Tú no estabas seguro sobre si resolveríamos todos nuestros problemas, pero estabas feliz con los congresistas apaleados y el Congreso “disuelto”.

Fujimori enfrentó la hiperinflación, que llevó el pan de S/ 0.10 en 1968 a S/ 100’000,000 en 1990. ¿Recuerdas cómo se movían los precios? Nuestra moneda había perdido nueve ceros. Reconstruyó la infraestructura que estaba en escombros, refinanció la deuda externa y nos reinsertó en la comunidad financiera internacional. Se privatizaron empresas —gran parte de ellas confiscadas en los setenta por la dictadura militar—, que en conjunto provocaban US$ 4,000 millones en pérdidas anuales. ¿Acaso eres tú uno de aquellos que perdieron un empleo dorado en la burocracia estatal hiperinflacionaria, que arrancaba los pocos recursos de manos de los más necesitados para alimentar tus privilegios?

La liberalización de la economía, el comercio y las finanzas estableció condiciones para un notable incremento de la inversión extranjera. Se fortaleció nuestra moneda. Firmamos la paz definitiva con Ecuador y se liquidó a los movimientos terroristas. En los noventa se sentaron las bases del modelo que hasta hoy “para la olla” del Perú, y que nos ha llevado a cotas inéditas de bienestar material y reducción de la pobreza, junto a la emergencia de una gran clase media popular, de la que tú formas parte ¿Tal vez te ofende y crees que tu verdadero lugar es la clase media alta de siempre? ¿Quizás odias las fiestas “chicha”, aunque dices que te cae simpático Tongo por eso de la “diversidad”? Concedo.

La caída de Fujimori en noviembre del 2000 hacía presagiar que muy pronto aparecerían las pruebas contundentes contra él en la gran diversidad de delitos que se le imputaban. De hecho, un buen grupo de militares y funcionarios del gobierno fujimorista fueron encarcelados y condenados con justicia, mientras muchos otros fueron sometidos a una injusta venganza y persecución política, pese a la ausencia de pruebas. El gobierno de Toledo encargó a la firma Kroll S.A. la búsqueda de pruebas de delitos financieros y dinero sucio, investigando a 5,000 personas del entorno de Alberto Fujimori: su familia, funcionarios de su gobierno, amigos cercanos, amigos de los amigos, etc. El informe fue entregado al gobierno de Toledo, pero nunca se difundió su contenido porque, pese a tratarse de la empresa más reputada para esos menesteres en Wall Street, es evidente que no encontró rastro alguno de dinero sucio.

¿Toledo seguía siendo tu “cholo sano y sagrado”? Ya era 2005 y luego de cinco años, esas pruebas que parecían inminentes a fines del 2000 para acusar en firme a Fujimori brillaban por su ausencia. Como hasta hoy. Tanto que, para condenar a Fujimori, sus enemigos políticos —desde el control que tienen sobre gran parte del Poder Judicial— tuvieron como operador al juez San Martín para falsificar la teoría de “autoría mediata” 12 meses antes del juicio y hacerlo sufrir a Fujimori 12 años de cárcel efectiva. Querían que muriera en la cárcel, por eso fraguaron acusaciones que elevaban la condena a 25 años, cuando los casos en los que sí había pruebas la condena no pasaría de ocho. ¿A ti te preocupó tal injusticia? Creo que no. Pero hoy no puedes evitar que te interpelen las evidencias de corruptelas en las que está envuelto el juez San Martín. La almohada no miente, aunque disimules muy bien.

Es curioso que uno de los delitos del “Chino”, cerrar el Congreso en 1992, es el mismo que hoy muchos de sus enemigos piden que el actual presidente Vizcarra perpetre, rindiendo de ese modo un inesperado homenaje a Alberto Fujimori y exonerándolo en la práctica de tal delito. La idea de sus enemigos fue anular toda posibilidad de que Alberto Fujimori pudiera volver a la política. Si le aplicaban lo que hoy las izquierdas piden, desde la ONU a favor del socialista reo en cárcel Lula Da Silva, en el 2006 Fujimori habría podido postular. Una vergüenza cómo la megacorrupción ha infestado la ONU. Recordemos que intentaron vestir de impunidad a Nadine Heredia en la FAO. Pensar que en el Perú la mafia socialista de Brasil ha perpetrado delitos económicos por encima de los US$ 50,000 millones, además de someter al Ejecutivo, al Poder Judicial y a diversos operadores mediáticos en los últimos 18 años. También algunos ajustes de cuenta que terminaron en homicidio. Recuérdalo, tú votaste por todos aquellos que estuvieron al servicio de la megacorrupción de Odebrecht. ¿Ni olvido ni perdón? ¿Ya te perdonaste a ti mismo?

Alberto Fujimori no es inocente, pero ya pagó con 12 años de prisión efectiva. Tal vez tú pienses que merece volver a la cárcel, pero recuerda que Toledo, García, Kuczynski, Castañeda, Villarán —a más de uno tú apoyaste— no han sufrido un solo minuto de prisión. Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia estuvieron apenas unos meses, pero fueron liberados por esos jueces que “se pueden escoger”. Los enemigos de Alberto Fujimori, entre 2000 y 2018, terminaron envueltos en inmensas redes de corrupción trasnacionales, frente a las cuales el llamado “fujimontesinismo” termina siendo un bebé de pecho.

Hoy el neofujimorismo tiene vigencia en la vida política nacional gracias al partido formado y liderado por su hija Keiko. Tal vez esa sea la razón del odio político cavernario y desenfrenado que los enemigos de Alberto Fujimori despliegan contra Keiko, a quien tú también odias incluso más que al propio padre. La persiguen y la difaman ferozmente sin probar ninguna acusación: gracias a ella y al tiempo transcurrido, sabemos hoy que el pueblo reconoce un balance positivo de los noventa. Tú no puedes soportarlo. Tú no se lo perdonas. Tendrías que reconocer tus reiterados errores durante los últimos 18 años, pero prefieres que otro asuma tus culpas. No hay forma.

 

Darío Enríquez
22 de agosto del 2018

NOTICIAS RELACIONADAS >

Sunedu y la calidad de la educación universitaria

Columnas

Sunedu y la calidad de la educación universitaria

En el debate serio sobre la educación superior hay consenso &nd...

11 de abril
Fue una guerra civil, no de Independencia

Columnas

Fue una guerra civil, no de Independencia

Veamos hoy algo de historia. En verdad tenemos algunos hechos largamen...

05 de abril
¿De qué violencia hablamos y a quién defendemos?

Columnas

¿De qué violencia hablamos y a quién defendemos?

En principio, queremos compartir con nuestros amables lectores que est...

28 de marzo

COMENTARIOS