Juan Carlos Valdivia

Frente de Defensa S.A.

Frente de Defensa S.A.
Juan Carlos Valdivia
11 de mayo del 2015

Líderes de protesta en Islay han llevado hasta el límite de la violencia.

El audio en que se escucha al líder regional de Tierra y Libertad Pepe Julio Gutierrez negociar el levantamiento de acciones de protesta en la provincia de Islay a cambio de un millón y medio de “lentejas” no hace sino ratificar los cuestionamientos a la legitimidad de los llamados “frentes de defensa”.

Siempre se afirmó que estas organizaciones eran plataformas por las que ciudadanos lograban protagonismo que les sirviera de base para posteriores aspiraciones políticas. Y cuando se trataba de usar a la minería como excusa para sus acciones, entonces se podía convocar financiamiento de las redes ecologistas a nivel mundial. Hoy descubrimos que la organización de movilizaciones se puede comprar por un plato de lentejas, que los frentes de defensa pueden ser también un negocio de ambiciosos que buscan resolver sus apremios económicos.

Y entonces uno se explica la capacidad de movilizar, con una logística que supone un importante financiamiento. Normalmente eran economías informales –que se verían afectadas por la presencia de una economía formal- las que aparecían como financistas de estos frentes. Contrabandistas, mineros informales, narcotráfico, madereros informales han sido señalados en diversas regiones como quienes se encuentran detrás de algunas de estas organizaciones.

En estos frentes de defensa solíamos encontrar a viejos izquierdistas reciclados, convertidos en líderes sociales que se ponían a la cabeza de reclamos de una comunidad. O como ya hemos señalado, aspirantes a políticos esperando que su protagonismo les permita dar el salto a un puesto público. Ahí está el caso de Marco Arana, que ha usado los fondos de su ONG Grufides para organizar su partido Tierra y Libertad, con el cual aspira llegar a la presidencia de la República.

Hasta que llegamos al incidente de las lentejas. Un líder de los reclamos negociando un pago de un millón y medio de lentejas para detener las movilizaciones. En Islay se han organizado asonadas, con evidente participación de personas que no son de la región, como los honderos que atacan a la policía nacional, y los llamados “reservistas”, todos organizados en los denominados “espartambos”. Se ha atacado a todos aquellos que discrepan, se ha apedreado negocios y residencias, al punto que el gobierno regional ha tenido que aceptar “refugiados”, familias enteras que huyen de la violencia, con las que se les pretende someter.

Los líderes de esta protesta han llevado hasta el límite de la violencia. ¿Con qué fin? Con el fin de elevar el costo de transacción. Se genera un ambiente de sangre y muerte con el fin de negociar en condiciones que les permita incrementar el valor de su decisión. Pepe Julio Gutiérrez vende la paz de una región, con el solo fin de beneficiarse económicamente.

Y junto a Gutiérrez, el pronunciamiento de Tierra y Libertad, que busca exculpar a su dirigente y culpar a la empresa por intentar corromper a su virginal militante. Pepe Julio Gutiérrez estaba extorsionando a la  minera, cobrando un cupo para que el proyecto pueda funcionar, en un hecho que parece ser más regular de lo que sospechamos.

Por Juan Carlos Valdivia
11 - May - 2015  

Juan Carlos Valdivia
11 de mayo del 2015

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