Jorge Morelli

¿Facción paralela?

¿Facción paralela?
Jorge Morelli
21 de enero del 2015

Estampida de sálvese quien pueda en el gobierno, tras destape de reglajes.                 

“Facción paralela” es la expresión exacta que usó Ana Jara para referirse a quienes espían por igual al oficialismo y a la oposición.

Se ha inferido que con eso la Premier se refiere a una “facción paralela” al gobierno. Es decir, a un cisma dentro del gobierno.

Media vuelta de tuerca y el editorial de El Comercio deduce que con su declaración Jara “admite la posibilidad de que exista dentro de la actual administración una facción que opera en contra de otra”.

El Comercio agrega a la sopa otras dos evidencias: que la espiada Vicepresidenta “representa al interior del oficialismo una posición cercana al abandonado plan de la gran transformación”, y que la “ley pulín” divide a lo que queda de la bancada nacionalista. (Según Omar Chehade las opiniones sobre si dejar la ley sin efecto o insistir en ella están “50/50”). El Comercio desliza, por último la sospecha de la posible existencia de una “guerra interna” en el gobierno.

Otra media vuelta de tuerca de por medio y otro artículo en El Comercio especula con que a la cabeza de la tal “facción paralela” estaría Urresti con un insaciable apetito mediático y electoral.

A todo esto, Ollanta Humala ha expresado una posición muy diferente.

Ha hablado de “servicios de investigación privados, ajenos a la actividad del gobierno”. Desde luego, nada de facciones paralelas, ni menos de divisiones en la bancada. Según él, el espionaje de la Vicepresidenta no existe. La puerta de fierro del control de daños oficial se ha cerrado, pues, en este punto. Y ha dejado a Ana Jara en off side.

Sea que exista o no esta “facción paralela” que Urresti supuestamente encabeza, el problema es que la versión oficial es tan burda que parece un caso de negación de la evidencia. Cosa que valida las sospechas de El Comercio.

La ruptura de lo que queda de la bancada parlamentaria del humalismo, en todo caso, parece una realidad que no se podrá ocultar por mucho tiempo más. Y negarlo es contraproducente si la posición del gobierno, que tiene más de rigidez que de firme, va a ser desmentida pronto por los hechos.

Ya habíamos tenido evidencia de la impericia política del gobierno humalista. Los hechos de hoy hablan de que la realidad es mucho peor. Así, pues, lo que podría ser una honorable retirada militar en la derrota se está convirtiendo, por obra del pasmo rígido que se ha apoderado de un gobierno que no controla nada, en una estampida caótica de sálvese quien pueda. Así, el destino del nacionalismo no será un entierro de tercera, sino la fosa común.

Jorge Morelli (@jorgemorelli1)

21 - Ene - 2015

Jorge Morelli
21 de enero del 2015

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