Guillermo Vidalón

¿Exabrupto de la diplomacia peruana?

¿Exabrupto de la diplomacia peruana?
Guillermo Vidalón
16 de agosto del 2017

Declaración de Lima y expulsión del embajador de Venezuela

El domingo pasado el congresista Marco Arana (Frente Amplio), calificó de exabrupto la decisión del gobierno peruano de expulsar al embajador de Venezuela, representante de la dictadura de Nicolás Maduro. Si exabrupto le parece que el Perú exprese su disconformidad por las constantes violaciones de Derechos Humanos en contra del hermano pueblo de ese país, cabe preguntarse, ¿cómo calificaría el congresista Arana los continuos atropellos y asesinatos que dicho gobierno comete? O en ese caso simplemente será de la postura de “no intervención ante los asuntos internos de otro país”.

Acaso no era que las izquierdas promovían el establecimiento de cortes penales internacionales para perseguir y castigar a los violadores de Derechos Humanos. ¿O es que si se trata de sus adláteres la complicidad es el mecanismo diplomático que nos proponen?

Definitivamente, podemos imaginar cuál hubiese sido el resultado de un Gobierno del conglomerado electoral Frente Amplio (aquel que llevó como candidata a la ex humalista Verónika Mendoza, amiguísima de la ex primera dama), dividiéndose a los pocos meses para liderar dos grupúsculos: Tierra y Libertad, y Nuevo Perú. Ambos disputándose el respaldo del llanero, quizás lo habrían hecho con la finalidad de llenar sus propias arcas, comprometiendo de paso el respaldo diplomático del Perú y cerrando los ojos ante la grave crisis económica, social y política en que se encuentra sumida Venezuela por la corrupción del denominado “socialismo del siglo XXI”.

Con la Declaración de Lima y la expulsión del embajador de Venezuela, el Perú está liderando la diplomacia continental a favor del restablecimiento de la democracia y el orden constitucional en dicho país. En cambio, la manifestación del presidente norteamericano, Donald Trump, con relación a una posible intervención militar, ha tenido un efecto contrario al que se desea alcanzar. El dictador Maduro, de inmediato, decidió adelantar las elecciones regionales para octubre próximo y dar inicio a una campaña patriotera enarbolando el discurso “antiimperialista”, mientras mantiene las relaciones comerciales (venta de petróleo) con los Estados Unidos. Las expresiones del presidente Trump serán utilizadas para consolidar el frente interno a favor del chavismo y debilitar el avance de la oposición democrática venezolana.

Para todos el endurecimiento de la posición de Maduro y la cruenta represión contra toda manifestación opositora, así como todo intento de rebelión desde el interior de la Fuerzas Armadas, hace suponer que el final para dicho régimen está cerca, por lo que la diplomacia tiene que ser cauta y evitar mover las fichas que le convienen al dictador. Reiterar la condena a los hechos de violencia protagonizados desde el oficialismo chavista, acrecentar la presión internacional por el respeto a los Derechos Humanos, congelar las cuentas con ingresos no justificados de los funcionarios de la dictadura y detener las exportaciones de las empresas controladas por el gobierno venezolano serán las mejores y legítimas armas con que cuenta la comunidad internacional.

Por una Venezuela Libre.

 

Guillermo Vidalón del Pino

 

Guillermo Vidalón
16 de agosto del 2017

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