Carlos Adrianzén

Estafándonos por enésima vez

Hoy se reunirán para evaluar el posible aumento del RMV

Estafándonos por enésima vez
Carlos Adrianzén
20 de febrero del 2018

 

El día de hoy se reunirá gente del gobierno, con gente muy amiga de ciertos gremios y de nuestros mini-sindicatos para tratar el tema de elevar el llamado salario mínimo o Remuneración Mínima Vital (en adelante RMV). Elevar la RMV por decreto grosso modo tiene cuatro efectos:

Primero, elevará el valor nominal de los sueldos de la minoría que lo recibe. Su efecto sobre el valor real de la RMV dependerá de la evolución futura de la inflación local. Nótese que esta elevación (sobre la minoría que recibe la RMV) depende que éste mantenga el puesto.

Segundo, si su productividad no sube en el tiempo, entonces la probabilidad de que este sea despedido –ergo, pase a la informalidad- se elevará. Encarecerá el costo mínimo de un puesto formal y de todos los otros puestos que tengan la RMV como referencia. Nuevamente, su efecto sobre el salario real dependerá de la evolución futura de la inflación si la productividad del trabajador no sube, entonces la probabilidad de su despido y pase a la informalidad  se elevará.

Tercero, elevará la recaudación de todo tributo tasa, multa o contribución que use como referencia la aludida RMV.

Y cuarto, tiene un efecto político adormecedor. Algunos sentirán que el gobierno está desarrollando cierta empatía generosa con los trabajadores, ergo, subirá su popularidad. Después de todo ¿Quién podría estar en desacuerdo con subir el sueldo a unos compatriotas? Pero sostengo que tiene un efecto adormecedor muy negativo. Esto es así no solamente porque puede producir en algunos ciudadanos -con pobrísima formación económica o esclavitud ideológica- cierta autocomplacencia al respecto.

Ese “al menos hicimos (hicieron) algo”. Lo dañino es que los distrae a tomar las corajudas acciones des-regultorias y ejercer el liderazgo requerido  como para que se eleven las productividades en el mediano plazo y los salarios reales promedio de los trabajadores peruanos suban significativa y permanentemente. Pero vayamos al fondo del asunto. El tema ha ocupado los medios desde antes de que usted naciera. Es una medida muy demagógica y muy torpe, probadamente popular y terriblemente contraproducente, por al menos dos buenas razones.

En primer lugar, la práctica de elevar el salario mínimo es demagógica, simple y sencillamente porque el gobierno no puede subir los salarios reales promedio de los trabajadores. No puede por más que quiera por ignorancia económica, buena intención o ideología. Estos reflejan consistentemente productividades. Un demagogo no puede elevar los salarios de la gente. Si esto fuera cierto debería elevarlos a unos veinte mil soles al mes. Pero, elevar la RMV solo genera desgracia y desempleo formal porque encarece crear un puesto y desincentiva ofertar uno formal. El optar por elevar arbitraria o populistamente la RMV  bloquea el progreso. Impide que la burocracia de turno enfrente las irracionalidades del mercado laboral peruano. Tanto el déficit educativo  y la traba a las inversiones privadas cuanto la absurda regulación laboral que encarece la creación de nuevos puestos.

En segundo lugar, debemos comprender que, los demagogos en el gobierno, las bandas mercantilistas y los políticos socialistas, medran estafando a quienes creen en la prédica de elevar facilistamente los salarios por decreto. Se hacen tan populares que resulta casi un crimen (que asumo con convicción) oponerse a tal severo error de política económica.

Por todo esto superemos lo popular. Nuestro mercado de trabajo es un infierno. Requerimos desregular (evitar cargas a la creación de puestos de trabajo). Necesitamos educar mejor a nuestra fuerza laboral (eliminando regulaciones y privatizando masivamente nuestra oferta de educación a todo nivel). Y es perentorio dejar de trabar negocios e inversiones vía debilidad institucional, regulaciones irracionales, impuestos abusivos y controles demagógicos.

Creer que un acuerdo entre gente del gobierno, amigos de ciertos gremios y mini-sindicatos será suficiente no solo es una candidez explicable por malformaciones ideológicas, es una traición para los varios millones de peruanos que desean un empleo y salarios adecuados para vivir con dignidad. No continuemos aceptando migajas populistas –ajustes pigmeos a la RMV- con injustificado entusiasmo. Exijamos reformas de mercado en educación, tratamiento a la inversión y en desregulación laboral.

 

Carlos Adrianzén
20 de febrero del 2018

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