Elizabeth Zea Marquina

Errando el camino

Sobre el aumento de la violencia contra la mujer

Errando el camino
Elizabeth Zea Marquina
17 de octubre del 2017

El caso de la denuncia por violencia contra la mujer hecha por una conocida periodista ha puesto sobre la mesa un problema. Más allá del grave hecho que un hombre pueda maltratar a una mujer y de la poca efectividad de las medidas estatales, nos ha puesto en evidencia como sociedad.  Somos capaces de juzgar con sesgo político a la víctima y al agresor, confundiendo delitos con vida privada, quitándole toda responsabilidad al presunto victimario por su impecable hoja de vida, y lapidando a la presunta víctima porque se atrevió a denunciar al crítico del Gobierno más mediático, culpándola de su desgracia.  ¿Y si ella fuera nuestra hija?.

Un hombre misógino escondido tras la careta de una huachafa China Tudela, caricatura de nuestra elitista Lima, ataca a toda mujer política militante del partido mayoritario de oposición, las ridiculiza, las rebaja en su dignidad, sin reparo ni mordaza, escudándose en su sátira deforme e insultante.  Y entonces los colectivos feministas hacen un prolongado silencio, y por presión aparecen con una tímida defensa.

De otro lado, no tenemos un sistema estatal de protección que nos garantice una disminución real de los casos de violencia contra las mujeres.  De acuerdo al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, en el 2016 se dieron 126 casos de feminicidio, mientras que en la primer mitad de este año ya son 59 casos.  Estas cifras se refrendan en defensorías de oficio que no pueden darse abasto, medidas de protección fuera de tiempo,  agresores que no cumplen pena de cárcel y desnaturalización de la prisión preventiva.

Sociedad y Estado necesitan involucrarse y comprometerse. Estamos errando el camino, estamos adoptando medidas en base a individualismos y no en razón al entorno más próximo de la persona: la familia.  Nuestra sociedad es el resultado de cómo vamos en familia, en la crianza de nuestros niños. La Convención de los Derechos del Niño considera la participación principal e importante de la familia en la primera infancia y en el sistema educativo. ¿Cuántos planes o políticas públicas involucran a la familia para luchar contra la violencia?

Es momento de tomar conciencia de que los padres juegan un rol esencial en el desarrollo de la personalidad de nuestros niños, que debemos educarlos en razón al respeto a las personas por el simple hecho de serlo. Sin categorías y en base a una educación que permita a hombres y mujeres alcanzar su  desarrollo integral. Y en este punto el Estado y la sociedad comparten el reto de lograrlo.

Elizabeth Zea Marquina

Elizabeth Zea Marquina
17 de octubre del 2017

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