Gustavo Rodríguez García

¿Entre el cáncer y el sida?

¿Entre el cáncer y el sida?
Gustavo Rodríguez García
04 de agosto del 2014

La campaña electoral 2014 convertida en mercado folclórico sin propuestas

En las últimas elecciones se ha hecho popular que alguien refiera, en algún momento, que debemos elegir entre el cáncer y el sida. Más allá de ser una frase, a mi juicio, desafortunada por otras razones, sí nos obliga a hacer una reflexión sobre la calidad de los candidatos que las agrupaciones políticas nos proponen. Estamos a poco tiempo de un proceso electoral y los electores merecemos tener acceso a información clara respecto de nuestras opciones.

El comentario se hace pertinente a propósito de la noticia propalada por los medios de comunicación hace algunos días respecto del aparente hallazgo de droga en la camioneta de un candidato a la alcaldía de Barranca. Me pregunto qué pensarán los electores correspondientes de la carta política elegida por la agrupación del propietario de la camioneta ya mencionada. Salvando las distancias, obviamente, debo señalar que, como vecino del distrito de Surco, me parece ofensivo que la agrupación Somos Perú haya propuesto como carta reeleccionista al señor Gómez Baca, conocido por su aparente romanticismo y predilección por los animalitos hechos de arbustos en el distrito. Tiene todo el derecho de postular, sin duda. Pero como vecino, tengo todo el derecho de sentir que me subestiman al ofrecerme esa alternativa.

De otro lado, en los medios de comunicación (y sobre todo en redes sociales) se ha dado cuenta de curiosas estrategias publicitarias que van desde apelar a personajes de películas (¿tendrán permiso de los titulares de los derechos de autor?) hasta “jugar” con los curiosos nombres o apellidos que tienen. En resumen, el ambiente electoral parece un mercado en el que poco a poco degenera aún más la forma de hacer política.

Ahora bien, esto no es completamente atribuible a los candidatos. En realidad, existe una responsabilidad compartida que pesa fundamentalmente en los electores, en aquellos que de una u otra forma, celebramos antes de censurar este tipo de candidaturas “chicha”. ¿Será que los electores recibimos a los candidatos que demandamos? Esa responsabilidad, que ya dije que es compartida, pesa también sobre las propias agrupaciones que, o bien no realizan un análisis serio y detenido de los antecedentes del candidato, o bien se trata de agrupaciones que “prestan” su habilitación para que terceros puedan postularse a un cargo público.

Creo que los electores que tomamos en serio el derecho a elegir tenemos una tarea formativa importante. Llamar la atención sobre la necesidad de tener agrupaciones que institucionalicen sus procedimientos internos de elección de candidatos y que no se presten a servir de trampolín a sujetos de dudosa reputación. En las agrupaciones políticas está la tarea de contribuir a que la política sea percibida como actividad decente que atraiga a los mejores cuadros en el futuro.

Por Gustavo Rodríguez García

Gustavo Rodríguez García
04 de agosto del 2014

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