Juan Sheput

Enriqueciendo la vida

Enriqueciendo la vida
Juan Sheput
02 de junio del 2015

Sobre los destapes periodísticos y los exquisitos gastos de Nadine Heredia.

¿Cómo ha reaccionado el presidente Ollanta Humala ante las denuncias de irregularidades en torno a su esposa? Pues pidiendo que se investigue a la ONG Apenkai (de la época fujimorista) y a la ONG Sembrando (a cargo de la señora Pilar Nores). ¿Cómo ha reaccionado el premier Cateriano ante las mismas inquietudes periodísticas? Asegurando que se trata de una persecución política propia de un periodo electoral. No tienen respuestas entonces. Lo que nos gustaría haber escuchado, tanto del presidente como del vocero constitucional del gobierno,  es que se prestarán a todo tipo de investigaciones, que facilitarán el desarrollo de las mismas y que, como consecuencia de una investigación a fondo, mantienen la confianza en que la verdad se imponga sobre el ambiente crítico y beneficie a la esposa del presidente.

Es evidente que hay una profunda preocupación en Palacio de Gobierno. Los destapes que estamos presenciando gracias a la labor de la prensa de investigación no son hechos aislados y mucho menos inesperados. Desde hace años se sabe de la presencia de lobistas enquistados en Palacio de Gobierno y de los excesos y apremios por las joyas y vestidos de moda de la esposa del presidente. Hasta su suegro se manifestó en relación a ello, anticipando un comportamiento predilecto por, digamos,  lo frívolo, que no se condice con una vocación de servicio, ganándose serias críticas por sus declaraciones. A la luz de los recientes hechos el suegro de la primera dama, Don Isaac,  debería ser reivindicado.

Por ello lo que está pasando se debe tomar con seriedad. El Perú es un país que tiene en la corrupción a un mal que le cuesta 2% del PBI cada año, aproximadamente 11.000 millones de soles. Sólo en lavado de activos, en los últimos 7 años, se habrían movido 15.000 millones de dólares. Con datos de esa magnitud un gobernante y su pareja tienen que ser el ejemplo, en todo el sentido de la palabra. Deben optar por aclarar las cosas y no rodearse de abogados sin escrúpulos que, con el mismo afán mediático, pueden defender a un acusado de narcotráfico o a una pareja que habita en Palacio de Gobierno. En países vecinos los presidentes regresan a vivir en sus antiguas moradas, en algunos casos en clasemedieros departamentos, en un segundo piso de un barrio tradicional. Aquí es todo lo contrario. Con la excepción de dos demócratas a carta cabal, Don Fernando Belaúnde y Don Valentín Paniagua, el resto ingresó en una vorágine inmobiliaria que genera indignación.

En ese contexto es valioso que el Congreso realice su trabajo. Y ese es fiscalizar. No es una filtración lo que es el desenmascaramiento de una burla, la forma como se desenvolvió la esposa del presidente en la sesión de la comisión parlamentaria. De una u otra forma el país debe decir basta a todo advenedizo que engañe al pueblo para llegar al poder sólo para “enriquecer su vida” y luego busque llegar al parlamento para buscar inmunidad. Es un juego perverso que debe detenerse pues le puede costar al país su propia sostenibilidad como Estado.

Por Juan Sheput

02 – Jun – 2015

Juan Sheput
02 de junio del 2015

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