Carlos Arnillas Denegri

Enfrentando la crisis de educación y salud

Enfrentando la crisis de educación y salud
Carlos Arnillas Denegri
10 de agosto del 2017

En peligro derechos fundamentales de todos los peruanos

Luego de un primer año de gobierno caracterizado por la casi paralización de del crecimiento económico —tras dos décadas de constante desarrollo— debido a El Niño costero, al escándalo de Lava jato y a un débil manejo político del Ejecutivo, hoy las huelgas del sector salud y del magisterio vienen dificultando aún más la situación, poniendo a prueba nuestra endeble democracia.

Al margen de la connotación política que ha adquirido la huelga de los maestros —debido a la presencia del Conare, el Movadef y Puka llacta— la realidad muestra que la educación en el país está en estado crítico y requiere que el gobierno dé muestras claras de que será una de sus prioridades durante los próximos cuatro años. Sin embargo este no es el único frente de lucha que jaquea al gobierno, ya que la huelga médica, de enfermeros y obstetras ha también desnudado la aguda crisis que viene atravesando el sector salud en nuestro país. Una situación que merece ser atendida “de urgencia” para paliar en algo el enorme sufrimiento de millones de peruanos en todo el territorio nacional, sobre todo los usuarios del SIS.

Algo importante a precisar, es que el presupuesto asignado a la salud de todos los peruanos es solo un tercio de lo que Chile destina para el mismo propósito, y la mitad de lo considerado por países como Bolivia y Colombia, según informaciones proporcionadas por expertos en asuntos sanitarios. UNa situación que viene impactando negativamente en la atención y los servicios que brindan los diversos hospitales y postas médicas del país.

Cabe mencionar que hoy la administración de los servicios de salud y los centros hospitalarios está bajo la responsabilidad de los gobiernos regionales —como parte del proceso de descentralización—, pero la situación, lejos de mejorar, ha empeorado y, como siempre, son los pobres los más afectados.

En muchos de los principales hospitales falta lo indispensable. No pueden sacar tomografías o implantar catéteres. No hay fármacos básicos, esparadrapo ni gasa, razón por la que muchos familiares tienen que adquirirlos por su cuenta; incluso los instrumentos quirúrgicos para que los galenos puedan desarrollar su labor.

Otros nosocomios no cuentan con camillas ni sillas de ruedas, no tienen flujogramas de atención y menos registros de ocurrencias médicas. Existe un déficit de 22,000 camas en los hospitales del Estado, lo que muestra la crítica situación que hoy vive la salud, al margen de las naturales y justas reclamaciones de mejoras laborales planteadas por los galenos y trabajadores del sector.

Otro serio problema que agudiza la situación, es la falta de médicos especialistas, particularmente en el interior del país; sobre todo en especialidades como medicina interna, cirugía y gineco-obstetricia. Sin embargo, en especialidades complejas —como neurocirugía, cardiología y dermatología, entre otras— la situación es realmente alarmante. El Ministerio de Salud necesita de por lo menos 8,500 médicos y Essalud de 7,500; es decir, existe una carencia de 16,000 profesionales en ambas entidades.

La deuda con el Seguro Integral de Salud (SIS) es de S/ 710 millones y la ministra ha ofrecido honrar solo la mitad. Sin embargo, se ha duplicado el número de beneficiarios; es decir, habrá más pacientes pero menos dinero, al haberse reducido el presupuesto del presente año. No obstante, a la fecha muchos hospitales vienen gastando casi el 90% de lo presupuestado para el 2017.

De acuerdo a estándares internacionales, el SIS debería gastar S/ 500 por paciente al año, y hoy solo cubre S/ 70. Esta situación viene impidiendo que el Estado garantice una atención médica gratuita —sin exclusiones— al ser un derecho fundamental de todos los peruanos.

Esta cruda realidad, que forma parte de la plataforma de lucha del sector salud, viene poniendo en jaque al Gobierno, junto a la huelga del magisterio; una situación que puede afectar la gobernabilidad del país, de no llegarse a una rápida solución. Ya que dentro de los justos reclamos, existe infiltración de malos elementos —aliados al antisistema— que buscan pescar a río revuelto, los que debieran ser identificados y puestos a disposición de la justicia. La tolerancia no debe significar, de ninguna manera, debilidad.

Carlos Arnillas Denegri

Carlos Arnillas Denegri
10 de agosto del 2017

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