Javier Agreda

En la casa de Alice Munro

En la casa de Alice Munro
Javier Agreda
26 de junio del 2015

Sobre el universo literario una de las mayores escritoras de nuestro tiempo.

En el año 2013 la Academia Sueca le concedió el Premio Nobel de Literatura a la escritora canadiense Alice Munro por ser “…una maestra del relato breve contemporáneo, con un armonioso estilo de relatar que se caracteriza por su claridad y realismo psicológico”, según señaló el fallo oficial. Con más de ochenta años de edad, Munro ha decidido hace poco dejar la creación literaria y a manera de despedida ha hecho una amplia selección de lo mejor de su obra cuentística. El resultado ha sido la antología Todo queda en casa(Random House, 2015), que en dos volúmenes y 1,200 páginas reúne relatos escritos a lo largo de medio siglo

Alice Ann Laidlaw nació en la ciudad de Wingham (Ontario), el 10 de julio de 1931, hija de un agricultor y una maestra de escuela. Comenzó a escribir cuentos muy joven, cuando hacía estudios de Inglés en la Universidad de Ontario Occidental. Dejó la universidad para casarse con su compañero James Munro, adoptando desde entonces el apellido de su esposo. Y aunque desde 1950 publicaba cuentos en diversas revistas literarias, su primer libro llegaría recién en 1968: Dance of the happy shades, que obtuvo el Governor General’s Award, el premio literario más importante de Canadá. Desde entonces ha publicado doce libros de relatos, además de un par de novelas y numerosas antologías, que le han significado premios como el Governor General’s Award (1968, 1978, 1986), el Giller Prize (1998, 2004), el Man Booker International Prize (2009) y finalmente el Nobel de Literatura.

Los cuentos de Munro son relatos extensos (alrededor de 50 páginas en esta edición), en los que casi siempre se recrea la tranquila y apacible vida de las ciudades pequeñas de Canadá. Las historias, sin dejar de ser interesantes, casi nunca contienen hechos violentos ni sangrientos. Y si los tienen, pasan a un segundo plano, porque el verdadero interés de Munro es presentar, de manera sutil y sin caer en melodramas, el mundo interior de sus protagonistas, la mayoría de las veces mujeres: sus relaciones, afectos, emociones y sueños. Este centrarse en la psicología de sus personajes es algo que la emparenta con grandes cuentistas de todos los tiempos, desde el ruso Antón Chejov (A Munro se le suele llamar “la Chejov de nuestros tiempos”) hasta el peruano Julio Ramón Ribeyro.

Entre los rasgos más característicos de estos relatos están las largas descripciones que, sin caer en el detallismo, proporcionan la atmósfera y el ritmo precisos para el desarrollo de cada relato. También el riguroso respeto del “punto de vista” de las protagonistas, pues aunque casi siempre apela al narrador en tercera persona, la autora no entra en la “mente” de los otros personajes. Y, por supuesto, el sutil y cuidadoso manejo de las tramas, en el que muchas veces se omite el desenlace final, que el lector puede deducir por los antecedentes.

Son 24 los cuentos reunidos en Todo queda en casa, un título que alude al carácter cotidiano e intimista de esta narrativa, lejana de cualquier pretensión académica o intelectual. Sin lugar a dudas, una excelente oportunidad para descubrir el universo literario de Alice Munro, una de las mayores escritoras de nuestro tiempo.

 

Por Javier Ágreda

26 – Jun – 2015

Javier Agreda
26 de junio del 2015

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