Jorge Morelli

En el gobierno sin poder

En el gobierno sin poder
Jorge Morelli
01 de abril del 2015

Sobre la derrota política del gobierno en el Congreso con la censura del Gabinete Jara.         

El rumor es que Ana jara sería candidata a la presidencia del Congreso el próximo 26 de julio, cuando se elegirá a la última Mesa Directiva del período de gobierno humalista. De ser así, sería seguramente una digna candidata del oficialismo y, de resultar elegida, una eficiente presidenta del Legislativo. Su elección sería un desagravio de la censura, pero tendrá que enfrentar primero a una candidato de oposición. Y la pelea será reñida.

Mucho dependerá, en todo caso, del clima de estos próximos cuatro meses, luego de los cuales comienza el último año de los Humala en el gobierno. Y digo en el gobierno y no en el poder porque, como habrán aprendido, desde la investidura de Ana Jara y la elección de la Mesa Directiva de Ana Solórzano en el Congreso, se puede estar en el gobierno y no tener el poder.

El gobierno humalista perdió la mayoría parlamentaria prematuramente, a mediados del tercer año de gobierno. La balanza de la mayoría parlamentaria se inclinó desde entonces del lado de la oposición. La censura del gabinete Jara no es sino la comprobación de ese hecho.

Todos los gobiernos en los últimos 15 años contaron con una mayoría parlamentaria prestada que les permitió en cada caso eludir la censura del gabinete. En ninguno de esos gobiernos el oficialismo llegó al extremo de perder la mayoría parlamentaria. De modo que la pregunta que cabe hacer es ¿cuál ha sido el error del gobierno humalista que lo condujo a perder la mayoría parlamentaria prestada que tuvo en sus primeros tres años de gobierno?

Hay una sola respuesta posible a ello y es la de haber tenido una conducta política confrontacional. No solo con la oposición sino para con su propia gente. Si esa conducta reiterada nació del torpe intento de ir a toda costa a una reelección conyugal -que después debieron abandonar- es algo que queda juzgar a cada quien. Pero eso o los indicios tardíamente desmentidos de eso erosionó la bancada oficialista y causó preferencias que resultaron odiosas y también resentimientos nunca resueltos entre sus miembros. La arrogancia separó a la mayoría.

Las acusaciones de corrupción vinieron luego a llover sobre mojado. Comenzando por las que demolieron a su aliado, el garante de la mayoría parlamentaria. Sus numerosas inconductas diezmaron y debilitaron a tal punto al oficialismo que los votos ya no pasaron la valla en las votaciones congresales. Nunca tuvo el gobierno el valor de deslindar de ese aliado que se convirtió en en un lastre. Ni siquiera intentó reconfigurar una mayoría parlamentaria buscando otras alianzas.

Así, pues, los errores se pagan. Y es por eso que resulta ocioso que el oficialismo llore hoy penosamente la censura del gabinete. Era algo que tarde o temprano ocurriría desde que perdió la mayoría parlamentaria. Tal vez no imaginaron la lección que hoy se ven duramente obligados a aprender: que se puede estar en el gobierno y no tener el poder.

Por Jorge Morelli (@jorgemorelli1)
01 - Abr - 2015

Jorge Morelli
01 de abril del 2015

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