Juan Carlos Valdivia

El voto de confianza

El voto de confianza
Juan Carlos Valdivia
25 de agosto del 2014

¿Puede funcionar normalmente un Gabinete que no tiene la confianza del Congreso?

Desde inicios de la legislatura pasada, la principal preocupación de Palacio de Gobierno fue proteger a sus parlamentarios para evitar perder la mayoría que había logrado con su alianza con Alejandro Toledo y otras “sacha” alianzas. Sin embargo, cuando lanzó señales advirtiendo que se tenía que respetar el liderazgo de Nadine Heredia en el partido, y decidió abrir las puertas a quienes quisieran irse, perdió su endeble mayoría, lo que hizo muy difícil la elección de Ana María Solorzano a la presidencia del Congreso, y más difícil aún obtener el voto de investidura para Ana Jara como presidenta del Consejo de Ministros.

En realidad el voto de confianza al gabinete de Ana Jara ha sido rechazado en dos oportunidades, pero una interpretación trucha del Reglamento del Congreso les permite explicar que se requiere una mayoría de votos en contra. Para cualquiera es evidente que si algún funcionario pide confianza, se vota y no la obtiene, es que ha sido rechazada su petición. Sin embargo, ya con Rene Cornejo se utilizó esa interpretación, que tramposamente se está volviendo a utilizar.

¿Cómo queda un gabinete al que se le niega dos veces el voto de confianza? Es evidente que en el limbo. Dado que necesita el voto aprobatorio del Legislativo y éste se lo ha negado, no puede actuar como Ejecutivo. De acuerdo a la novísima interpretación de este Parlamento- si no se le otorga, pero tampoco se le niega, los ministros se encuentran en suspenso hasta que el Pleno tome una decisión. En teoría, no deberían firmar documentos, ni actuar en actos públicos, ni utilizar las prebendas que el cargo les otorga (seguridad, vehículos, etc.). Sería un respeto republicano a la indefinición que se produce en el Congreso.

¿Qué está sucediendo? Que mostrando falta de respeto al Parlamento, los ministros siguen actuando como si nada hubiera pasado. Han presidido ceremonias, han dado entrevistas, han seguido actuando como ministros, cuando el Congreso por lo menos les ha dicho que no está seguro que lo vayan a ser.

Como se ha señalado, el voto de confianza o investidura es una institución que se trae de las democracias parlamentarias, y que ha sido adoptada por nuestra Constitución. En ella, sin la aprobación del Parlamento no hay consejo de ministros. Y eso es lo que ha sucedido primero en el caso de René Cornejo, y en estos días con el de Ana Jara. Nombrados por el Presidente de la República, pueden actuar temas administrativos, hasta que presenten su plan al Congreso y éste lo apruebe mediante el voto la confianza o investidura. Dado que el Parlamento no le ha otorgado la confianza solicitada, no tenemos consejo de ministros.

La confianza es una cuestión de honor. SI no se la otorgan, los ministros deben renunciar. Ana Jara ha preferido –finalmente no es sino una notaria de provincia- la interpretación leguleya de la Oficialía Mayor del Congreso. Como ya sabemos, en nuestra política el honor es un valor en desuso.

Por Juan Carlos Valdivia

Juan Carlos Valdivia
25 de agosto del 2014

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