Iván Arenas

El votante “no ideológico”

El votante “no ideológico”
Iván Arenas
01 de julio del 2015

¿Cuánto pesan la ideología y el pragmatismo en el elector promedio?

“Todo lo que parece sólido se desvanece en el aire”, habría escrito Karl Marx en el Manifiesto. El viejo prisma de ver el mundo en dos bloques irrenunciables acaso se desvanece en el aire, aunque hay algunos desventajados que intentan leer la realidad con la misma renuencia que antes de la caída del muro. Pasa en la izquierda y creo que más en la derecha pro mercantilista.

Acaso el promedio del votante peruano sea un individuo más pragmático que ideológico. Siempre ha tirado al centro como en el caso de García en el 2006 o Humala en el 2011, aunque al encuestador le “asegura” ser de izquierda. Siempre ha preferido votar en contra que a favor sin ser necesariamente un “antiaprista” o “antifujimorista”, sino habría que preguntarle a Keiko.

No le interesa mucho el relato del crecimiento económico, siempre y cuando el estado le cumpla ciertos “pactos”. Agua potable, luz, conectividad, educación, salud, es decir obras concretas, cemento y ladrillo puro y duro. Por eso Castañeda arrasó en Lima frente a Villarán que ofrecía puro verso y nada en concreto. No le interesa mucho ser de derechas como de izquierdas. Se acomoda a quien mejor les represente queriendo obtener mayores beneficios. Le pasó a la izquierda en los ochenta cuando levantaba la voz de los pueblos jóvenes que en realidad pedían un sitio en el mercado, y le pasa al fujimorismo ahora cuando le identifican con el orden y la mano dura, producto de la inseguridad ciudadana.

Les toma el pulso a todos. Acompañan mítines y manifestaciones esperando algo más que palabras (algún polo, gorra, fiesta, convite) pero en las urnas son ciudadanos completos. El votante no ideológico es muy inteligente y no es “electarado”. Su “sentir” no lo define un libro de ciencia política sino el día a día, prefiere una “república práctica”. No se le hace difícil votar por alguien acusado de “corrupción” (aunque sabe diferenciar si hay mano negra detrás de ello) porque al final del día hace cuentas y resulta que tuvo que pagar coima al policía, al burócrata municipal, al fiscal o al juez.

Prefiere temas transversales que verticales, votaría por un gay como por un heterosexual. Le gusta el cambio pero no tanto, nada de excesos por ahora, nada de revoluciones. Les gusta más el “dejad hacer” (mercado) que el estado. No son pasivos, están buscando un líder. No están esperando que alguien sintonice con ellos sino están buscando sintonizar con alguien, un ejercicio de retroalimentación. No cree en discursos del futuro, prefiere lo inmediato. Apenas tiene un poco de dinero prefiere la educación privada a la pública porque detesta las huelgas del Sutep.

El votante no ideológico es diferente entre Lima y las regiones. Mientras en Lima descalifican como “gasto ineficiente” el monumento a la papa o la piscina olímpica allí donde apenas acceden al agua potable, el votante no ideológico regional se siente orgulloso que su pueblo tenga algo que mostrar a sus vecinos. Una plaza, un coliseo o un monumento es signo de los buenos tiempos. No le interesa mucho Lima, siempre y cuando haya plata en el gobierno local para ser “proveedor”. No es antiminero, es prominero pero informal. No le gustan los partidos porque prefiere crear su “movimiento”. No le gusta que le llamen clase media emergente, no cree en eso.

Por Iván Arenas

1 – Jul – 2015

Iván Arenas
01 de julio del 2015

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