Luis Hernández Patiño

El verdadero anti de los izquierdistas

Desde el anti imperialismo hasta el anti Perú

El verdadero anti de los izquierdistas
Luis Hernández Patiño
25 de julio del 2018

 

El pasado 19 de julio los izquierdistas salieron a marchar, luego de la aparición de los audios que permitieron conocer parte de lo que ocurre con la justicia de nuestro país. ¿Qué aducían ellos? Bueno, que estaban en contra de la corrupción. ¿Pero era acaso como para tomar en serio lo que decían? De acuerdo con la experiencia, a los izquierdistas no se les puede creer ni lo que comen. En todo caso, hay que creerles al revés. Para ellos el sí es no, y el no es sí; pero no por una cuestión de contradicción dialéctica, sino por un tema de interés y oportunismo.

¿No será que cuanto peor hablan de la corrupción es cuando más los izquierdistas adhieren a ella? Porque si de anticorrupción se tratase, tendrían que pedir que salgan todos, pero todos los audios que existen. Y deberían haber marchado mucho antes por denuncias muy serias, aunque tales denuncias comprometan a sus compañeritos.

La marcha del 19 de julio se presentaba, pues, como una formidable ocasión que los izquierdistas pensaban aprovechar para ofrecerse al mercado electoral con sus cartelitos proselitistas. Sin embargo, el tiro les salió por la culata. Y a juzgar por el rechazo que produjo la presencia de algunas de sus lideresas, nada bien les fue en su inicio de campaña.

Pero hay otros “antis” que los izquierdistas también asumen como pura pose y nada más, con el propósito de ganar adictos ideológicos y no quedar mal con nadie. Ello, en el marco del tipo de conducta paradójica y contradictoria que los caracteriza. El recurso de fijarse un anti para ir proclamándolo por calles y plazas no es nada nuevo. Los izquierdistas lo han usado desde siempre. En todo caso, lo que han hecho es ir reemplazando el blanco de sus frustraciones y rencores, de acuerdo con la oportunidad.

El anti imperialismo norteamericano

He aquí un ejemplo bien concreto en torno a la actitud de los izquierdistas. Nadie ha criticado al imperialismo norteamericano con tanta fuerza, dedicación y pasión como ellos. Había que ver cómo se les salían las lágrimas y cómo temblaban de la rabia que les producía el solo mencionar la existencia de semejante imperio. ¡No los habré escuchado yo en la universidad!

Pero aquellos falsos antis, que como espuma brotan de la boca de los izquierdistas, caen por su propio peso; o salen de circulación del mercado electoral cuando estos ya no producen réditos. Y así como el cacareado recurso de la anticorrupción, hay que agregar a la lista el referido al del anti imperialismo norteamericano, que los izquierdistas terminaron por abandonar, sin el más mínimo escrúpulo en la campaña del proceso electoral, y más concretamente en la segunda vuelta, del año 2016. No olvidemos nunca quiénes fueron los que contribuyeron con su voto, en esa oportunidad, para la elección de PPK como presidente de la nación.

En la práctica, hay que reconocer que los izquierdistas son muy hábiles a la hora de encontrar un anti, algo a qué oponerse. Ya quisieran los mercantilistas, agentes también del poder fáctico, haber podido conseguir la forma de fabricar un muñeco anti izquierdista con una eficacia que, por lo menos, se parezca a la de los que, hasta no hace mucho, decían ser sus enemigos.

El anti verdadero

El real anti de los izquierdistas tiene un nombre bien concreto: Perú. ¿Y lo del antifujimorismo? Eso no es ni más ni menos que un negocio muy rentable, ideológicamente sustentado desde que aparecieron las conclusiones de la tal comisión de la supuesta verdad. Lógicamente, ese verdadero anti, llamado Perú, resulta inconfesable; pero es obvio y evidente, y tiene que ser puesto al descubierto.

Al observar nuestra historia, podemos ver cómo los izquierdistas se han ensañado y continúan ensañándose con el Perú profundo, con ese Perú totalmente lejano del país oficial de los Choquehuanca Boys, en cuyos ambientes las sobras del bufete pueden ser tiradas. Total, si a los nenes no les caen bien las french toasts, que no las consuman pues. En esos ambientes, el frío del más crudo invierno puede ser tomado con un sentido de humor inglés, con un vasito de whisky en la mano. Y si el Perú profundo, ¿ah, ese Perú?, tiene frío, que se tape con papel mermeriódico.

Desde su extracción de clase, raza y abolengo, los izquierdistas ven al Perú como un sujeto inferior, que no es capaz de distinguir el buen vino, que ni conoce lo que es el caviar, que jamás escuchó música clásica, que tal vez piensa que Beethoven fue australiano o que, por ejemplo, Mozart, si es que alguna vez existió, nació en Holanda o el Caribe.

En los años ochenta los izquierdistas jamás salieron a deslindar posiciones en forma definitiva y total con sus primos ideológicos, los terroristas también de izquierda, quienes entonces sometieron al Perú profundo a un demencial baño de sangre. Por el contrario, se aprovecharon de los acontecimientos para demandar a nuestro país, luego de que este se atrevió a defenderse de sus atacantes. Y precisamente, producto del verdadero anti de los izquierdistas, el Perú ha tenido que indemnizar a quienes osaron golpearlo para ver si, aunque sea por escarmiento, conseguían imponer todo un proyecto totalitario.

Hoy, nuestro país, el Perú, está en una situación de salud institucional muy crítica. ¿Pero qué hacen los izquierdistas ante eso? Ahí los vemos, marchando o dejando de marchar, por lo que les interesa, cuando les conviene, en función de sus negocios, en una forma selectiva. ¿Cuándo se les ha visto lavar una sola bandera por la situación de los niños que se intoxican con los desayunos que les reparten? ¿Cuándo se les ha visto indignarse por la falta de reconstrucción, en el norte del Perú? ¿Cuándo han alzado su voz de protesta frente a la forma en la que el Estado gasta en publicidad, subsidiando en el fondo a empresas privadas del rubro periodístico?

Bien dice el versículo bíblico: “Por sus frutos los conoceréis”. Bueno, pues, ahí está el verdadero anti de los izquierdistas: el Perú. ¿Qué les parece?

 

Luis Hernández Patiño
25 de julio del 2018

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