Dante Bobadilla

El valor de las encuestas

El valor de las encuestas
Dante Bobadilla
09 de julio del 2015

El uso de los sondeos de opinión para sustentar posiciones antidemocráticas

Como todo en la vida, las encuestas pueden ser buenas o malas, útiles o no, pero, sobre todo, pueden ser mal usadas, principalmente cuando se emplean en la forma de referéndum para legitimar un atropello, dejando la razón de lado para buscar apoyo en la opinión pública. Y es curioso ver a ciertos grupos religiosos recurriendo a estas prácticas sin recordar lo que le pasó a Cristo. Sustentarse en la opinión de las masas es propio de dictaduras y regímenes totalitarios, hábiles en manipular multitudes a partir de su ignorancia e irracionalidad. Es lo que en estos tiempos ha colocado a varias naciones en manos de dictadores disfrazados de demócratas.

Muchos aluden a la condición científica de la estadística para otorgar a las encuestas un valor que en realidad no tienen, en especial cuando no se pregunta sobre hechos sino sobre actitudes o, peor aún, percepciones. Este último dato debería ser descartado sin atenuantes, pues solo sirve para titulares de escándalo. Ninguna decisión puede tomarse a partir de meras percepciones subjetivas de la gente. Menos aún de gente desinformada. Son condenables las encuestas que indagan acerca de la culpabilidad de las personas y los medios que utilizan esos resultados. No se puede poner en primera plana una cifra de personas que consideran corrupto a alguien. Resulta denigrante para el medio y para el nivel de nuestra política. Indigno siquiera de ser comentado. ¿Qué es eso de preguntarle a la gente si cree que fulano es culpable o corrupto? ¿Tiene eso algún valor? Sabemos cómo es la gente.

Existen la política y la politiquería. La primera se hace con ideas, la otra con escándalos. Hasta resulta ridículo oír hablar de la “pérdida de legitimidad” del gobierno porque sus niveles de aprobación descienden. La legitimidad se sustenta en la ley y en el Estado de derecho, no en las encuestas de popularidad. El gobierno de Ollanta Humala es un desastre, pero es legítimo y lo será hasta su último día, si respeta la ley. No vendamos humo a la gente. No se puede llamar a los cuarteles o pedir adelanto de elecciones porque la popularidad del presidente bajó a un dígito. Una cosa es popularidad, y otra democracia y Estado de derecho.

De otro lado, veo sectores que celebran porque una encuesta de religiosidad revela que la mayoría rechaza el matrimonio homosexual. Tampoco sorprende. Vivimos en una cultura machista y homofóbica, precisamente por el sustrato religioso. Las tres grandes religiones monoteístas descendientes de Abraham (católica, judía e islam) reposan en el machismo, empezando porque el dios imaginario que plasmaron en su mitología, hace cinco mil años, es “hombre”. Desde el Génesis se despliega magistralmente el machismo como un código mental que va estructurando el raciocinio de esas culturas. ¿O acaso no es evidente la postergación de la mujer en estas tres religiones? Y para colmo, pertenecemos al segmento que no se favoreció por el reformismo. Dudo mucho que todo eso sea motivo para celebrar.

Las encuestas pueden ser herramientas muy útiles para conocer la realidad social, pero hay que saber calibrar sus instrumentos de medición, así como valorar sus resultados adecuadamente sobre una base amplia de conocimientos. Lo que no se puede hacer es usar las encuestas para sustentar posiciones antidemocráticas, totalitarias, inaceptables para un Estado de derecho, ni para impedir el desarrollo social en libertad. Es lamentable que un intelectual o académico termine celebrando encuestas para sustentar una posición de esa naturaleza.

Por Dante Bobadilla

09 – Jul – 2015

Dante Bobadilla
09 de julio del 2015

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