Juan Carlos Valdivia

El tiempo es ahora

El tiempo es ahora
Juan Carlos Valdivia
04 de julio del 2017

Establecer los mecanismos para una agenda mínima entre Ejecutivo y Legislativo

El nombramiento del nuevo contralor general de la República es una oportunidad para que se inicie una nueva política de acercamientos entre el Ejecutivo y el Legislativo. Por razones constitucionales, se requiere de una personalidad que cuente con la aprobación de pepekausas y fujimoristas, y que tenga el prestigio profesional y personal que permita superar el momento de profundo retroceso que ha significado la presencia de Edgar Alarcón al mando de dicha institución.

Waldo Mendoza, presidente del Consejo Fiscal, ha afirmado que el “efecto contralor” puede ser tan dañino para la economía como lo ha sido el efecto Odebrecht. Mendoza recomienda: “Se debería designar a una persona con las condiciones técnicas para que las inversiones vayan más rápido y, obviamente, con la honradez que debe acompañar esos procesos de inversión”.

Lo que no puede suceder es que el Ejecutivo proponga un candidato que no cuente con la previa aprobación del fujimorismo y que se prolongue durante muchos días más esta situación de indefinición en la Contraloría. En días pasados, el presidente del Consejo de Ministros ha reconocido que en este tiempo han aprendido a admitir que tienen un poder compartido con el fujimorismo y que deben avanzar a tener una agenda común de unos pocos puntos, que permitan dinamizar la economía. Pareciera que estamos camino a un entendimiento.

Claro, al lado de este reconocimiento siempre estarán las desafortunadas declaraciones del presidente Kuczynski (ayer nomás ha reclamado porque le quitan ministros), que no se entienden: un día busca mantener la tensión con el fujimorismo y al día siguiente pareciera que busca un armisticio. Un día habla del indulto, y al día siguiente el tema deja de estar en agenda.

Y entonces pareciera que estos mensajes contradictorios del presidente Kuczynski son enviados sin ningún planeamiento ni estrategia. El presidente declara no de acuerdo a las necesidades de su gobierno, sino dependiendo del humor en el que se encuentre. Y de esta manera hace difícil comprender hacia donde pretende encaminar su gobierno.

Y esto es algo que hay que resolver. El ciudadano espera de sus gobernantes un rumbo claro, no divagaciones propias de un jubilado de la tercera edad. Si el presidente tiene una incontinencia verbal que no ha aprendido a dominar, hay que buscar mecanismos para controlar este problema. Es un problema que en su campaña se había notado, y que se buscó resolver nombrándole un vocero. PPK se opuso a esta solución.

El tiempo es ahora. Hay que establecer los mecanismos para una agenda mínima entre Ejecutivo y Legislativo, y que permita evitar los encontronazos que se han tenido durante el primer año. Y para eso hay que resolver todos aquellos problemas que impiden un diálogo fluido entre el pepekausismo y el fujimorismo.

 

Juan Carlos Valdivia

 
Juan Carlos Valdivia
04 de julio del 2017

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