Iván Arenas

El sueño chino de García

El sueño chino de García
Iván Arenas
01 de octubre del 2014

Comprender  a China es comprender el futuro de la región y de la Alianza del Pacífico

Ha viajado Alan García, dos veces presidente constitucional del Perú, a la China con aires protocolares para presentar su libro “Confucio y la globalización, comprender China y crecer con ella”. Ha sido recibido por el presidente del “País del Centro”, el “principito” Xi Jinping, en medio de ataques de grupos terroristas en la lejana provincia de Xijiang, la más extensa, hogar de la etnia túrquica uigur; marchas masivas de “indignados” en la zona económica especial de Honk Kong pidiendo el cumplimiento de “un país, dos sistema”; fin de la cacería anticorrupción de “moscas y tigres”; y sobre todo en medio del experimento económico más importante después de las reformas dejadas por Deng en 1979 – 1982.

Como lo grande está de moda, China impone la moda. García ha viajado representando también su legado: la construcción y consolidación de un nuevo gigante, el bloque económico de la Alianza del Pacífico. Pero China además impone un nuevo paradigma de consenso: el éxito económico. ¿Cómo comprender a China y el nuevo paradigma que impone al mundo?

Primero no hay mayor ideología que supere al éxito. China es un gigante en medio de una recesión mundial, Estados Unidos no crece al ritmo del “yes, we can” de Barack Obama y Alemania y su disciplina fiscal mantienen Europa a rajatabla lejos de pecadillos estatistas. Con un crecimiento de 7.5% en el último mes China ha preparado el terreno para que el mercado llene el vacío de eficiencia y producción que el estado deja lentamente, sobre todo en el oeste pobre y rural. Las reformas económicas que lidera el legitimado Partido Comunista Chino, la dinastía orgánica imperial, han otorgado el papel de “decisivo” al mercado y a la iniciativa privada sin transiciones traumáticas o desordenadas. Gana el mercado en la asignación de recursos, no hay otra.

La segunda es que el poder no admite vacíos. China se mueve en el mundo con la billetera abierta y llenando el vacío que deja Estados Unidos. Donde va China promueve infraestructura para el desarrollo, donde va Estados Unidos suenan tambores de guerra. China ordena, Estados Unidos desordena. Xi Jinping llega a América Latina y ofrece el financiamiento de un tren que unifique las costas atlánticas rumbo al Pacífico. Barack Obama se empecina en enfriar el “corazón continental” o “heartland” caliente para evitar el arraigo e influencia de la rusa plutocrática y el terrorismo del Estado Islámico y dejando abierta la inmensa América del Sur productora de materias primas para la combustión del modelo “socialista de mercado”.

La tercera es que el modelo no necesita, todavía, cambios en el sistema político. El poder del Partido Comunista se ha consolidado después de la purga de “moscas y tigres” y ha alejado cualquier atisbo de cambio. Por el contrario el Partido Comunista es un órgano vivo que camina por cada espacio de la vida del ciudadano representando la lucha contra la corrupción y sobre todo, nuevamente, el éxito económico, elevando además el orgullo nacionalista.  Lo que Xi Jinping ha llamado, el Sueño Chino.

García sabe de sobra que China impone un ritmo de desarrollo distinto para América Latina. Incluso hay una sensibilidad milenaria para quién se declara sinófilo, por lo tanto, comprender  a China es comprender el futuro de la región y de la Alianza del Pacífico.

Por Iván Arenas
(1 Oct 2014)

Iván Arenas
01 de octubre del 2014

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