El siglo de Nicanor Parra

El celebrado poeta chileno cumple 100 años de vida y casi 80 de trayectoria 

En el grupo de los destacados escritores latinoamericanos que nacieron hace exactamente cien años (Julio Cortázar, Octavio Paz, Adolfo Bioy Casares, etc.) el único que está vivo para celebrarlo es el poeta chileno Nicanor Parra (San Fabián de Alico, 1914), quien hoy, viernes 5 de septiembre, está cumpliendo un siglo de vida. Y el centenario coincide con una creciente valoración de la importancia y vigencia de su obra, pues en los últimos años ha recibido el Premio Cervantes 2011 (el más importante en lengua hispana), el Premio Iberoamericano de Poesía 2012, y hasta ha figurado entre los candidatos al Nobel. Todo un logro para un poeta con casi ochenta años de trayectoria –su primer poemario, Cancionero sin nombre, fue publicado en 1937– y cuya obra literaria significó un cambio radical para toda la poesía hispanoamericana. 

Se suele considerar que los “fundadores de la nueva poesía latinoamericana” (el término es del crítico Saúl Yurkievich) fueron escritores como César Vallejo, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, etc., nacidos en la última década del siglo XIX y los primero años del siglo XX. A esa primera generación, le seguiría una segunda, que continuaría sin grandes cambios de dirección la labor de los pioneros, segunda generación que en nuestro país está representada por los poetas del cincuenta: Eielson, Varela, Sologuren, Belli, etc. La gran ruptura en la poesía peruana recién se produciría en los sesenta, con la llegada de un nuevo lenguaje, menos solemne y más coloquial, y el descubrimiento de la ironía, el humor negro y el sarcasmo como recursos poéticos. Uno de los precursores de esa revolución, que abarcó a todos los países del continente, fue Nicanor Parra, especialmente con su libro Poemas y antipoemas, publicado en 1954. 

Con una sólida formación científica, (fue profesor de Física en la Universidad de Chile y director de la Escuela de Ingeniería), Parra estuvo vinculado a las letras y el arte desde su niñez. Después de pasar una temporada becado en Inglaterra (siguiendo estudios de Cosmología), regresa a su país y plantea su propuesta de “anti-poesía” que, con los elementos ya mencionados, abordaba lo grandes temas poéticos de siempre de una manera “entre irónica y pérfida”, para desmitificarlos. El matrimonio, por ejemplo, era tratado de esta manera en Poemas y antipoemas: “Durante largos años estuve condenado a adorar a una mujer despreciable / sacrificarme por ella, sufrir humillaciones y burlas sin cuento, / Trabajar día y noche para alimentarla y vestirla, / Llevar a cabo algunos delitos, cometer algunas faltas…”. 

Con el tiempo, la poesía de Parra ha evolucionado en muchos aspectos. En los años sesenta se acercó al cancionero tradicional (como hizo en España García Lorca), pero con una fuerte dosis de irreverencia y espíritu lúdico. Después, asumió de una manera más abierta la crítica social, política y hasta ecológica, siempre cargada de mucho humor. Y con el paso del tiempo se ha hecho más visible el empleo irónico de las fórmulas de lenguaje pertenecientes a actividades específicas. De ahí que muchos de sus textos parezcan parodias de sermones, discursos políticos o académicos, como indican los propios títulos de algunos de sus poemarios: Versos de salón (1962), Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), Coplas de Navidad (1983), Discursos de sobremesa (2006). En conjunto, su obra abarca más de treinta libros que cambiaron radicalmente la forma de hacer poesía en nuestro continente. 

Por Javier Ágreda
(05/09/2014)